París. Francia rechazó ayer las críticas “excesivas” e “infundadas” de un comité de expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que denunció presunta discriminación racial y uso excesivo de la fuerza de las fuerzas seguridad durante los recientes disturbios en ese país.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) adoptó antier una declaración de urgencia denunciando “el uso excesivo de la fuerza de los organismos encargados de hacer cumplir la ley” y además pidió a Francia “una legislación que defina y prohíba la categorización racial”.
Desde el pasado 27 de junio, el país es escenario de protestas desencadenadas por la muerte del joven Nahel Merzouk, quien fue abatido por un policía en un control de tráfico en la ciudad de Nanterre, lo que relanzó el debate sobre la violencia policial.
El uniformado afirmó al principio que le había disparado porque el joven supuestamente amenazó la integridad del agente, pero los videos en redes sociales desmintieron esa versión.
“Cualquier medida de categorización racial de las fuerzas del orden está prohibida en Francia”, respondió ayer la cancillería de ese país ante el informe de la ONU, y aseguró que cualquier comportamiento discriminatorio “si queda demostrado, es objeto de una sanción administrativa o judicial”.
El gobierno del presidente Emmanuel Macron ya tuvo que salir al paso de las críticas por racismo vertidas el mes pasado por la ONU; en esa ocasión lanzadas desde la Oficina del Alto Representante para los Derechos Humanos.
“Francia cuestiona estos comentarios, que considera excesivos y deplora el olvido del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial sobre la injustificable violencia cometida en los últimos días contra policías, cargos electos, servicios públicos, comisarías, escuelas, centros sociales y asistenciales o incluso los ayuntamientos así como numerosos inmuebles”, justificó la oficina diplomática.
En este contexto, cientos se manifestaron, principalmente en París, contra la violencia policial, en memoria de Adama Traoré, un afrodescendiente de origen maliense de 24 años que murió en julio de 2016 en un enfrentamiento mientras era llevado a una comisaría.
La policía justificó la prohibición de este hecho por “presentar riesgos de perturbar el orden público”. Solicitó a los manifestantes dispersarse y comenzaron a imponer multas de 135 euros por participar en la marcha, a la que acudieron activistas y también políticos franceses.
La hermana del fallecido y una de las organizadoras de la movilización, Assa Traoré, instaron a los participantes a dispersarse “sin violencia”. En la movilización también pidieron justicia por el joven Nahel Merzouk. Dos personas, incluido otro hermano de Traoré, Youssouf, fueron detenidas por “violencia contra una persona de autoridad pública” y por “rebelión”, según fuentes de BFMTV.
“El sábado por la tarde, más de 2 mil personas se concentraron en París en memoria de Adama Traoré, a pesar de la prohibición de la jefatura de policía”, informó la cadena BFMTV. Manifestaciones se organizaron en unos 30 pueblos y ciudades más, incluidos Marsella, Nantes y Estrasburgo, y se describieron como “marchas de ciudadanos de dolor e ira”, tras el tiroteo policial de hace 10 días en el que murió Nahel, informó el diario británico The Guardian.