Washington. La última de las reservas declaradas de armas químicas de Estados Unidos fue destruida en una instalación militar del este de Kentucky, informó ayer la Casa Blanca, un hito con el que se cierra un capítulo bélico que se remonta a la Primera Guerra Mundial.
Trabajadores del Depósito Blue Grass del ejército en Kentucky destruyeron cohetes con agente neurotóxico GB, completando una campaña de décadas para eliminar un arsenal que para fines de la guerra fría sumaba más de 30 mil toneladas.
“Por más de 30 años, Estados Unidos ha trabajado incansablemente para eliminar su arsenal de armas químicas”, declaró el presidente Joe Biden en el comunicado de la Casa Blanca.