Tokio. Los líderes políticos y empresariales de Japón conmemoraron este sábado el primer aniversario del asesinato del antiguo mandatario de Japón, Shinzo Abe. Por su parte, el primer ministro, Fumio Kishida, se compromete a abordar objetivos políticos urgentes como forma de honrar los deseos delo líder político.
En el templo budista Zojoji de Tokio, Kishida y los legisladores del Partido Liberal Democrático, así como representantes de los partidos de la oposición y líderes empresariales, asistieron a un servicio conmemorativo a puerta cerrada ofrecido por la viuda de Abe, Akie Abe, y la familia. Más tarde, el sábado, se instalaron mesas en el templo para la colocación de flores por parte del público.
Kishida, en declaraciones a los periodistas el viernes mientras renovaba su homenaje a Abe, dijo que ha abordado políticas que no podían retrasarse, “como una forma de honrar los últimos deseos del señor Abe”. “Seguiré trabajando en ello para cumplir con mis responsabilidades”.
En medio de una indignación a nivel nacional por las fallas de seguridad, la policía ha reforzado sus medidas de protección tras una investigación posterior que descubrió deficiencias en la forma en que se cuidó a Abe.
En Nara, cerca del lugar del asesinato de Abe, decenas de personas se formaron desde primera hora del sábado para depositar flores.
El sospechoso, Tetsuya Yamagami, fue detenido en el lugar de los hechos y ha sido acusado de asesinato y varios delitos más, incluida la violación de la ley de control de armas. Aún no se ha fijado la fecha de inicio de su juicio por asesinato.
Yamagami ha declarado a los investigadores que mató a Abe, uno de los políticos más influyentes y divisivos de Japón, por los aparentes vínculos del ex primer ministro con un grupo religioso al que odiaba. En declaraciones y en publicaciones en las redes sociales que se le atribuyen, Yamagami dijo que le guardaba rencor porque su madre había hecho donaciones masivas a la Iglesia de la Unificación que llevaron a su familia a la bancarrota y arruinaron su vida.
La investigación del caso ha revelado años de estrechos lazos entre el gobernante Partido Liberal Democrático de Abe y la Iglesia, desde que el abuelo de Abe, el ex primer ministro Nobusuke Kishi, ayudara a la Iglesia a arraigar en Japón en la década de 1960 por compartir intereses en causas conservadoras y anticomunistas.
La popularidad de Kishida se ha desplomado por su gestión de la polémica de la iglesia y por su insistencia en celebrar un inusual y controvertido funeral de Estado para Abe en septiembre del año pasado.
Abe, nacido en el seno de una prominente familia política y el primer ministro japonés que más tiempo ha ocupado el cargo, reforzó el papel militar de Japón y promovió la visión “libre y abierta” del Indo-Pacífico que ahora hereda Kishida. Abe mantuvo su influencia incluso después de dejar el cargo de primer ministro en 2020.