De acuerdo con el historiador Javier Garciadiego, especialista en la Revolución Mexicana, resulta imposible determinar de forma tajante si Pancho Villa fue un gran revolucionario o un gran bandido.
“Es que fue ambas cosas en diferentes momentos, en diferentes etapas de su vida”, explicó el investigador y director de la Academia Mexicana de la Historia (AMH) en la sesión inaugural del ciclo de conferencias Francisco Villa, organizado por esa instancia en colaboración con la 65 Legislatura de la Cámara de Diputados, el Espacio Cultural San Lázaro y el Seminario Historia Política y Parlamentarismo, en el contexto del centenario luctuoso del Centauro del Norte, que se cumple este 20 de julio.
La sesión, lo mismo que el resto del ciclo, que comprende cinco conferencias más, fueron dedicados a la memoria de Adolfo Gilly, fallecido el martes pasado a los 94 años, a quien Garciadiego, en su condición de colega y amigo por más de cuatro décadas, ponderó como extraordinario ser humano, historiador, universitario y profesor.
Lo ensalzó asimismo por su inquebrantable coherencia ideológica y política, y lo destacó como “el prototipo del latinoamericano del siglo XX, porque su actividad política no se redujo a su natal Argentina ni a México, su país de adopción desde hace muchos años, sino que se involucró en conflictos prácticamente en todos los países del continente. Es un personaje auténticamente latinoamericano como lo concebían Bolívar, Martí y el Che Guevara”.
Por un debate serio
Javier Garciadiego fue contundente respecto de la profunda polarización social que ha suscitado la figura de Pancho Villa en tiempos recientes, sobre todo a raíz de que se decretó que 2023 es su año y se le definió como el revolucionario del pueblo.
“Me gustaría más un debate serio de ideas de historiografía en los meses que siguen y no la descalificación mutua, que es lo que hemos estado viendo entre los villistas y los antivillistas”, sostuvo.
“Estas descalificaciones mutuas a nada nos van a llevar, porque no vamos a entender la complejidad de este personaje, con sus luces y sombras, claro está, pero así es como lo tenemos que entender.”
Aclaró que, en realidad, se trata de una polémica añeja, “de siempre”, a partir de que se argumenta que Villa cometió excesos de violencia, de acaparamiento de bienes ajenos y de machismo.
“Los cometió, pero también los otros líderes de las facciones revolucionarias; o sea, no son exclusivos de él. Hay una característica que hace que Villa se involucre directamente con esos excesos y ésta tiene que ver con la horizontalidad de su ejército, a diferencia de los de Venustiano Carranza o Álvaro Obregón, en los que hay una enorme estratificación social”, agregó el especialista.
“O sea, no podemos decir que son ni remotamente similares en términos sociales Carranza y los soldados de su ejército. En el caso de la División del Norte, sí hay enorme horizontalidad, que tiene que ver con los orígenes sociales de Villa y de sus principales lugartenientes.”
Según Javier Garciadiego, Doroteo Arango o Francisco Villa es un personaje que aún requiere de mucha precisión historiográfica, al tratarse de “una figura muy polémica, muy compleja” en la Revolución Mexicana, y que ha generado como ningún otro dos posturas historiográficas: los que están a favor y dicen que fue un revolucionario integérrimo, y los que está en contra y afirman que fue prácticamente un sicópata social.
“Para algunos mexicanos, es un revolucionario como ningún otro, el más importante, el más auténtico y el más popular; y para otros, prácticamente un personaje execrable de la historia.”
Fijó su posición y sostuvo que para entender a Villa es necesario acercarse desde una perspectiva biográfica e histórica, lo cual significa hacer cortes a su trayectoria de vida.
“Sostengo, y estoy absolutamente convencido de ello, que durante algunos momentos Villa fue un revolucionario muy importante, y durante otros pasajes de su biografía predominó este carácter violento, autoritario, intolerante, machista”, añadió.
“Esto es, a mi modo de ver, el punto número uno para entrar al análisis de Villa. Un segundo punto tiene que ver con su complejidad: es el personaje de más difícil definición en la historiografía de la Revolución.”
Indicó, por ejemplo, que en términos generales se podría decir de Madero que buscó la democratización del sistema político mexicano; de Venustiano Carranza, la moderación, la contención de la Revolución Constitucionalista y, sobre todo, expresar los cambios revolucionarios a partir de normas, leyes e instituciones; de Emiliano Zapata, la recuperación de las tierras y de los gobiernos locales en favor de las comunidades rurales y campesinas del centro de México, y de Álvaro Obregón, el beneficio económico, político y social de las clases medias mexicanas de entonces.
“¿Qué podemos decir de Pancho Villa? Definitivamente, como ya expresé, no fue un revolucionario integérrimo a todo lo largo de su biografía, pero tampoco fue el criminal que dicen a todo lo largo de su vida. Fueron diferentes momentos, diferentes etapas; no dejó un plan, un programa de reforma social, un programa agrario como lo dejó Zapata con el Plan de Ayala”, apuntó.
“Además, todos los personajes históricos son analizados desde diferentes presentes, y creo que el presente que analiza y contempla hoy a Villa, el presente que lo ve desde hace algunos años y diría, incluso, por los años del porvenir inmediato, nos parece más bien, como elemento del norte de México, como elemento fronterizo, el representante del nacionalismo popular, el hombre de las reivindicaciones de los sectores populares, no necesariamente agrarias.
“Esto es un punto importante. Y un tercer elemento es que Villa, al margen de que durante este año se le llame ‘el revolucionario del pueblo’, es el revolucionario con orígenes socioeconómicos más populares de todo el panteón revolucionario. Incluso, a Emiliano Zapata lo puedo ubicar entre la clase media rural (…) No podemos decir lo mismo de Villa; uno de los problemas más serios con que contamos para iniciar el análisis de su biografía es la falta de una identidad familiar y lugareña.”
El ciclo de conferencias se realiza de manera virtual todos los jueves a las 17 horas hasta el 10 de agosto en las páginas en Facebook de la AMH y el Espacio Cultural San Lázaro.