Ciudad de México. Claudia de Buen Unna renunció esta noche a la Barra Mexicana, Colegio de Abogados y denunció intimidaciones, amenazas, insultos de varios consejeros, y una queja interpuesta por el expresidente Héctor Herrera Ordoñez, con la que pretendieron que dimitiera.
Lamentó “profundamente” que quienes presiden, conducen y han presidido el Colegio, no hayan podido estar a la altura de los retos que el país enfrenta y que, en lugar de optar por trabajar de manera conjunta y coordinada en favor del Estado de derecho, “se hayan concentrado en obstaculizar la labor de mi presidencia, y hoy sigan arremetiendo en mi contra, acusándome además de “victimizarme”; definitivamente el gremio de abogadas y abogados no merece esto, tampoco México”.
A través de una carta que publico en sus redes sociales u que dirigió al actual presidente, Víctor Olea Peláez señaló que en su calidad de asociada y expresidenta de este Colegio, al cual he tenido el honor de pertenecer por más de 28 años, el tiempo en que se desempeñé como presidenta, fue complejo por muchas razones, entre ellas dijo que lo más difícil fue llevar a cabo el programa de trabajo que, “desde un inicio me propuse realizar, a pesar de las resistencias de varios y varias de los integrantes del Consejo, la gran mayoría de estas por razones personales motivadas por la misoginia que impera en algunos de sus miembros”.
Apuntó que lamentablemente los machismos que todavía no se logra erradicar en la sociedad, han sido los que les llevaron no solo a retirarse de sus funciones como presidenta, sino también a atacarla de manera personal y obstaculizar cualquier propuesta o proyecto que planteó, a pesar de lo cual, se logró avanzar en muchos rubros, como duplicar el número de mujeres y jóvenes barristas, posicionar a Barra TV como uno de los principales medios de información jurídica, hacer tres congresos regionales y uno nacional del Centenario, modernizar la imagen de la BMA, modernizar las oficinas, los sistemas de seguridad y de cómputo, ordenar la comunicación entre barristas de todas las entidades, visitar prácticamente todos los capítulos, y asistir a los congresos internacionales.
“Dediqué mi tiempo y mis recursos económicos, sacrificando incluso tiempo con mi familia y, mis ahorros, todo para desempeñar el honroso cargo de presidenta para el que fui electa de forma democrática”.
Sin embargo, calificó de “inaceptable” aguantar los nuevos agravios que en estos días ha sufrido: “sacarme de la mayoría de los chats, no develar mi fotografía en la anterior asamblea (como es la costumbre), seguramente para no incluirme en la galería de expresidentes, y no convocarme a la reunión que sostuvo el (actual) presidente Víctor Olea Peláez con los expresidentes el pasado 4 de julio, en la que se trataron temas institucionales, según su propio mensaje en redes sociales, me han llevado a tomar la difícil decisión de presentar mi renuncia con carácter irrevocable y efectos inmediatos a la Barra Mexicana, de Colegio de Abogados”.
Añadió que queda un largo trabajo de reflexión y autocrítica; “ninguna persona merece el trato que yo he recibido desde que asumí la vicepresidencia y posteriormente la presidencia, por más que se tengan diferentes visiones respecto de la colegialidad de nuestra profesión o formas de trabajar en favor de nuestra sociedad”.