París. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, enfrentó ayer una cascada de críticas después de amenazar con suspender las redes sociales como una forma de detener la propagación de la violencia durante los periodos de protestas, medida que otros políticos calificaron de autoritaria.
El 27 de junio, Nahel Merzouk, de 17 años, fue asesinado de un balazo a quemarropa por un policía durante un control de tránsito en el suburbio parisino de Nanterre, lo que provocó disturbios que duraron más de una semana y que dejaron miles de detenidos, cientos de edificios y autos quemados en todo el país.
La oficina de la presidencia explicó ayer que aboga por “suspender” algunas de las funciones de las redes sociales, y descartó querer aplicar un “apagón generalizado” tras las declaraciones hechas ayer por Macron, quien en una reunión con alcaldes de ciudades afectadas por los enfrentamientos, habló de “regular o cortar” las redes sociales en casos extremos.
“Hay que reflexionar sobre el uso de estas redes entre los más jóvenes, en las familias, en la escuela; sobre las prohibiciones que debemos adoptar”, sugirió.
“Cuando las cosas se nos van de las manos (…) tal vez debamos regularlas o cortarlas. Es importante no hacerlo de improviso”, agregó.
“¿Cortar el acceso a las redes sociales? ¿Como China, Irán, Corea del Norte?”, criticó el diputado derechista Olivier Marleix. La legisladora de izquierda Mathilde Panot opinó: “Ok, Kim Jong-un”.
La presidencia respondió que Macron no propuso “cortar las redes sociales en el sentido de un apagón generalizado”, sino “suspenderlas temporal y puntualmente”.
El vocero del gobierno, Olivier Véran, dijo a periodistas que lo que se sopesa es “suspender” algunas funciones de las redes como la geolocalización, que permite “a los jóvenes reunirse en un lugar determinado, y les muestra cómo prender fuego. Son llamados a organizar el odio en el espacio público y aquí se tiene autoridad para poder suspender”.
Las fuerzas de seguridad detuvieron a 16 personas la madrugada de ayer, el menor balance desde el inicio de las revueltas.
“Aunque la situación es tranquila, es necesario vigilarla”, dijo el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Abdelmadjid Benamara, abogado de la familia de Merzouk, declaró a The Independent que los suburbios franceses, donde priva la pobreza y el desempleo, están construidos para que sus pobladores se sientan expulsados del resto del país.
“La muerte de Nahel fue la gota que derramó el vaso de ira y resentimiento”, afirmó.
Aseveró que existen otros 13 casos recientes de personas que fueron asesinadas por policías en controles de tránsito y sólo se investigan cinco.