Guadalajara, Jal., Activistas y familiares de víctimas de abusos y violaciones a los derechos humanos perpetrados en las regiones occidente y noroeste de México dieron a conocer testimonios sobre la represión a miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre y del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), este martes durante la segunda y última jornada del Diálogo por la Verdad.
Jorge Pérez Mora, hermano de Enrique El Tenebras, uno de los más prominentes integrantes del FER y luego de la Liga, recordó que fue uno de quienes lograron fugarse en 1976 del penal de Oblatos, en Guadalajara, aunque poco después fue ejecutado extrajudicialmente. Recordó que El Tenebras fue integrantes de Los Vikingos, grupo de jóvenes de la colonia San Andrés de la capital tapatía, que primero fue oposición a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), a través del FER, y luego, ya en la Liga, se integró a la guerrilla urbana en esa ciudad, combatida por autoridades civiles y castrenses que desataron una represión que causó decenas de muertes y desapariciones.
“Tras la fuga, mi madre llegó a ver a mi hermano tres o cuatro veces; yo lo vi una vez. Mi casa siempre fue vigilada. Mi hermano murió el 16 de julio de 1976, seis meses después de escaparse. Su batalla era justa y el tiempo nos ha dado la razón: lucharon contra la FEG y ya no existe; lucharon contra el PRI y hoy vemos cómo está. Lo que sí tenemos como herida abierta es lo que respecta a nuestros desaparecidos, y ahí sí pedimos justicia”, dijo.
Otras voces (poco más de 30) se dieron cita entre lunes y martes con testimonios, convocados por la Comisión para la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990. Entre los participantes en el Diálogo por la Verdad figuró Francisco Javier Martínez Mejía, ex militante de las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), quien narró que fue miembro del FER y luego, en 1973, uno de los fundadores de las FRAP, organización que desapareció ante el asedio “absoluto” del Estado mexicano.
“Empezamos con el secuestro del cónsul gringo y la liberación de 30 compañeros. Para 1977 ya habíamos hecho experiencia político-militar con las FRAP. Habíamos concluido que teníamos que irnos a la guerra popular prolongada y enfrentar al PRI en todos los terrenos”, dijo.
Marta Alicia Camacho Loaiza, investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa, contó su experiencia como esposa de “un reclutador de la Liga Comunista 23 de Septiembre”; expuso que el 19 de agosto de 1977 llegó a su domicilio personal de la Dirección Federal de Seguridad y del Ejército, cuando ella estaba embarazada de casi ocho meses, y se la llevaron. “En las torturas me ponían frente a mi esposo, lo castraron y me aventaron sobre él. Le dieron un tiro de gracia... En Sinaloa se creó la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos, que ahora presido, y se enfoca en los años 70. Parí a mi hijo vendada, amarrada, en cautiverio, y al sacarlo de mi vientre lo jalaron de los piecitos y le pusieron una metralleta en su cabeza, me dijeron que se llamaría Thompson, la marca de esa arma”, narró.