Debido a que en muchas ocasiones los secuestros de migrantes se cometen en rutas de autobuses comerciales en retenes del crimen organizado –algunos coludidos con autoridades–, así como en las inmediaciones de las compañías de este giro, organizaciones exigieron al gobierno federal instar a la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (Canapat) y a todas las empresas involucradas a colaborar para garantizar la seguridad de estas personas.
Derechos Humanos Integrales en Acción, Frontera con Justicia, el Centro de Atención al Migrante Exodus y albergues para migrantes en el norte del país alertaron que los focos rojos están en Tamaulipas, Chihuahua, Durango y Sonora.
Con testimonios, explicaron que también han sabido que los secuestros son perpetrados cuando los migrantes se encuentran esperando abordar los vehículos que los trasladarán de un estado a otro. “Las instalaciones de las empresas de transporte son permanentemente vigiladas por el crimen organizado para monitorear el arribo de personas susceptibles” de ser plagiadas.
Las organizaciones apuntaron que según reportes también se presume que hay “colusión de choferes”. Agregaron que las empresas de transporte “han omitido reportar los incidentes en las fiscalías correspondientes o ante la Subsecretaría de Transporte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes”.
Ante ello, demandaron que las fiscalías estatales y la General de la República (FGR) desarrollen una estrategia de vigilancia vinculada a los servicios de transporte de pasajeros y que la segunda rinda cuentas sobre su plan de combate al secuestro de personas en contexto de movilidad.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) y la Casa del Migrante Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa, Tamaulipas, denunciaron que una de las rutas en las que se ha incrementado el secuestro es Monterrey-Reynosa, donde a las víctimas se les exige una cuota de hasta 15 mil dólares para ser liberadas.
Anayeli Flores, oficial de Asuntos Humanitarios en MSF Reynosa y Matamoros, señaló en entrevista que de acuerdo con testimonios, “durante los trayectos por líneas comerciales de autobuses de pronto se suben personas a hacer revisiones, separan a los extranjeros y a quienes vienen incluso del interior de la República –porque también tenemos reportes de mexicanos– y son trasladados a casas de seguridad donde se pide rescate a familiares”.
Por estos hechos, aseveró, las personas tienen secuelas físicas y emocionales. “Hay violencia física fuerte, incluso en algunos momentos cuestiones de tortura, violencia sexual, sicológica y humillación”. Sin embargo, enfatizó, muchos migrantes deciden no denunciar por miedo y desconfianza en las autoridades.