La periodista de investigación Yelena Milashina, una de las plumas más respetadas de Novaya Gazeta, y el abogado Aleksandr Nemov sufrieron ayer una brutal agresión en Chechenia.
Un grupo de hombres armados interceptó el taxi que los llevaba del aeropuerto de Vladikavkaz a la ciudad de Grozni, donde una corte tenía previsto dictar sentencia en el juicio contra Zarema Musayeva, defendida por Nemov, denunció en Internet el ahora ilegalizado periódico que dirige el premio Nobel de la Paz, Dimitri Muratov.
Bajados del vehículo por la fuerza, los agresores enmascarados golpearon con tubos de polietileno de alta densidad a Milashina y Nemov y, cuando cayeron al suelo, les dieron patadas en la cabeza y la cara. Los pusieron de rodillas, con una pistola en la sien, mientras el cabecilla del grupo les gritaba:
“Lárguense de aquí. Les advertimos que no vinieran y no se atrevan a escribir nada”, detalla en una declaración, difundida a través de su página web, el medio de comunicación donde trabaja la periodista.
Milashina y Nemov están hospitalizados en Grozni
El Equipo contra la Tortura –el nuevo nombre de la proscrita organización no gubernamental (ONG) conocida antes como Comité contra la Tortura–, publicó con su consentimiento fotografías de Milashina y Nemov en un hospital de Grozni, donde están internados en espera de que un avión-ambulancia llegue de la capital rusa, con un grupo de médicos, para trasladarlos al hospital Botkin de Moscú.
De acuerdo con el director de esta ONG, Serguei Babinets, que los visitó en el hospital, el estado de ambos es delicado y los agresores se ensañaron con la periodista, que se desmayó varias veces y tiene conmoción cerebral y rotos varios dedos de las manos; la raparon y le rociaron el rostro con un antiséptico de color verde, que por alguna razón se ha vuelto máximo símbolo de la humillación en Rusia.
Les quitaron celulares y destruyeron documentos
Babinets agregó en su canal de Telegram: “Nemov sufrió una herida con arma blanca en el pie y a ambos les quitaron sus teléfonos celulares, y les exigieron desbloquear para ver su contenido, y computadoras portátiles, destruyendo todos los documentos que llevaban consigo”.
Muratov solicitó la intervención de Tatiana Moskalkova, comisionada para los derechos humanos, instancia que depende del Kremlin, quien habló por teléfono con Milashi-na y prometió que la agresión será investigada de manera “exhaustiva” y los “agresores serán castigados”.
Vladimir Putin calificó el asunto de “muy serio”
Por su parte, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó que el presidente Vladimir Putin ya había sido informado de la agresión contra Milashina y Nemov y lo calificó de “muy serio” y que, sin duda, requiere que se tomen “enérgicas medidas” y se haga “una investigación a fondo”.
El gobernante checheno, Ramzan Kadyrov, ofreció en su cuenta de Telegram: “Vamos a esclarecer el asunto. Di instrucciones a los servicios de seguridad de hacer el máximo esfuerzo para identificar a los agresores. Empezaron a trabajar apenas se conoció la noticia del ataque”.
También el director de la filial del Comité de Instrucción de Rusia en Chechenia, Vitali Volkov, recibió desde Moscú la orden de su presidente, Aleksandr Bastrykin, de investigar la agresión.
Continuadora de la labor periodística que realizaba su compañera de redacción Anna Politkovskaya, asesinada en Moscú en 2006 por un sicario checheno sin que se sepa todavía el nombre del autor intelectual de ese crimen, Milashina tuvo que abandonar Rusia en febrero de 2022 por las amenazas recibidas de las autoridades de Chechenia.
No es la primera vez que atacan a Milashina en esa república del Cáucaso del Norte. En febrero de 2020, en compañía de la abogada Marina Dubrovina, al llegar a su hotel en Grozny, a donde viajó para cubrir varios juicios, fueron abordadas por 15 personas que las insultaron y acabaron dándoles una paliza, recuerdan las agencias noticiosas internacionales.
Iba a contar la injusticia contra la esposa de ex juez
A pesar del elevado riesgo que implicaba, se empeñó en acompañar a Nemov en este viaje para contar la enorme injusticia que, en su opinión, se está cometiendo con Zarema Musayeva, esposa del ex juez retirado Said Yangulbayev y madre de tres hijos, dos de los cuales, Abubakar e Ibrahim, activistas de los derechos humanos, se declararon abiertos opositores del gobierno de Ramzan Kadyrov en Chechenia.
En enero de 2022, policías chechenos irrumpieron en el departamento de la familia Yangulbayev en la ciudad rusa de Ninzhny Novgorod, y al no encontrar ni al padre ni a los hijos, se llevaron a la madre, una mujer enferma de diabetes que, de acuerdo con la ONG Memorial, también merecedora del Premio Nobel de la Paz y ya prohibida en Rusia, se convirtió “en una suerte de rehén y prisionera política”.
El propio Kadyrov afirmó que “su policía sólo quería interrogar” a Musayeva acerca de una estafa que cometió en 2019 una tal Madina Azimova, pero aquella negó conocer a una persona con ese nombre. El gobernante checheno indicó que ella se abalanzó sobre el escribano que estaba redactando el acta y “casi le saca un ojo”, por lo cual de testigo devino imputada.
Por esa razón, y tras endosarle además el papel de cómplice del delito de estafa, año y medio después de permanecer entre rejas, una corte chechena condenó este martes a Musayeva a cinco años y medio de privación de la libertad.
Ni Milashina ni Nemov pudieron asistir a la sesión final del juicio contra Musayeva.