Guadalajara, Jal., Al comenzar el Diálogo por la Verdad impulsado por la Comisión para la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas de 1965 a 1990 (época de la guerra sucia) en el noroeste y occidente del país, el periodista Fernando Zepeda Hurtado, quien durante muchos años fue jefe de información del diario Noroeste, recordó la impunidad que prevalece en torno al asesinato del reportero sinaloense Manuel Burgueño, perpetrado el 22 de febrero de 1988.
Él fue compañero y amigo de Burgueño, así como testigo de su ejecución extrajudicial. En la presentación, expuso que “ser periodista en Sinaloa implica muchos riesgos” debido a que en esa entidad “autoridades y delincuentes se juntan y pisotean la vida de los demás”.
Hace 35 años Burgueño, a quien describió como un intelectual y profesor universitario, fue asesinado en su casa, donde estaba con una de sus hijas, dos nietas, su yerno, una periodista y un estudiante.
“Llegaron cuatro sujetos con paliacates en los rostros. A las mujeres y a los niños los encerraron en una recámara, a los otros dos hombres en otro cuarto; a Burgueño lo pusieron contra la pared y lo fusilaron”. Zepeda sostuvo que los homicidas fueron ex agentes judiciales y policías.
Activistas de Baja California, Sonora, Sinaloa, Jalisco y Michoacán acudieron a este acto en la capital tapatía a los que asistirán 34 expositores, entre ellos Alan García Campos, de la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Jenaro Villamil, director del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, lo mismo que Félix Santana y Abel Barrera, integrantes de la Comisión para la Verdad.
Ayer se hizo énfasis en las violaciones a derechos humanos perpetradas en Sinaloa, como fue el caso de Aarón Flores Heredia, jefe de información y reportero del periódico El Debate, en Los Mochis, quien sufrió tortura y fue ejecutado en junio de 1980, narró su viuda Noemí Ruiz.
Arturo Michel Perry, hijo de Jesús Michel, líder estudiantil en las décadas de 1960 y 1970, rememoró que su padre encabezó la defensa de personas torturadas, muchas desplazadas de la sierra de Sinaloa por el Ejército Mexicano en el marco de la Operación Cóndor.
Otro ponente fue Manuel Elizalde Bernal, testigo de las dos detenciones arbitrarias realizadas por militares de su padre Jesús Elizalde, ranchero de Badiraguato, quien como resultado de la segunda aprehensión estuvo preso durante ocho años.
Óscar González Gari, de la Red Jalisciense de Derechos Humanos y del Observatorio Ciudadano por el Derecho Humano a la Verdad, se refirió a las atrocidades cometidas por el general Marcelino García Barragán, nativo del sur de Jalisco y conocido sobre todo por encabezar la represión estudiantil de 1968 en Tlatelolco.
Mencionó que el militar arrasó con la comunidad jalisciense nahua de Ayotitlán, en particular en las rancherías Timbillos, Tacamo y Tenamaxtla, al igual que su anexo La Higuera.
Para este martes están programados los testimonios de Eduardo Cartagena, Jorge Pérez Mora y Juan Bautista Andaló (del Comité Eureka!); Martha Alicia Camacho Loaiza (Unión de Madres con Hijos Desaparecidos en Sinaloa), Benjamín Ramírez Castañeda y Francisco Martínez Mejía (Una Trinchera en la Dignidad); Juan Reus Núñez, José Antonio Rentería Martínez, Carlos Galindo y Jesús Corrales, entre otros.