Estados Unidos quiere que México construya instituciones sólidas que protejan los derechos de trabajadores a medida que empresas en proceso de relocalización atraen más empleos al país, manifestó Thea Lee, subsecretaria adjunta de Estados Unidos para Asuntos Laborales Internacionales, que supervisa el cumplimiento del TMEC.
Tres años después de la entrada en vigor del acuerdo comercial, según expertos, algunos trabajadores han empezado a beneficiarse de él, pero aún falta mucho para que tenga un impacto generalizado.
“Esperemos que esto garantice que México no se convierta en un vertedero para empresas que buscan mano de obra barata y regulaciones laxas”, señaló Lee.
Según la funcionaria, México realiza labores para cumplir sus compromisos, respaldado por un liderazgo interesado en ayudar a los trabajadores.
“Nuestra esperanza es que México esté bien preparado para aprovechar el nearshoring (...) si continúan en el camino hacia la construcción real de instituciones laborales que funcionen, en las que los trabajadores puedan tener confianza”, comentó.
Desde 2020, varias demandas laborales presentadas por Estados Unidos en México han allanado el camino para que los sindicatos independientes consigan aumentos salariales e incluso se expandan. Lee manifestó que tales ejemplos inspiran a trabajadores que en el pasado podrían haber temido amenazas o despidos por tratar de organizarse.
Cuatro casos más están en revisión: en una fábrica de textiles, una planta de autopartes, una de neumáticos de Goodyear y una mina propiedad del conglomerado Grupo México.
Sin embargo, un empleador que se enfrentó a dos quejas en el T-MEC, VU Manufacturing, recientemente despidió a decenas de trabajadores sólo meses después de que un nuevo sindicato, La Liga, presionó por mejores salarios.
Al respecto, la funcionaria señaló que la empresa se arriesga a sanciones si no mantiene un acuerdo en torno a los derechos de los trabajadores.