El talante de ligereza ideológica de Xóchitl Gálvez le ha llevado de inmediato a ser descalificada por la ultraderecha, específicamente por los segmentos clericales y provida que la consideran no sólo una impostora sino, aún peor, una carta relacionada con el izquierdismo (¡!).
Ese supuesto perfil mucho irrita a esos grupos ya nucleados en torno a Eduardo Verástegui como posible aspirante presidencial independiente que, a su vez, ha tendido puentes con Lilly Téllez, la lectora de noticias de Televisión Azteca (impulsora de la “derecha moderna”), con la cual, de aceptar la invitación del ex cantante y ahora actor y productor Verástegui, se formalizaría la conformación del polo Vox México con el apoyo del trumpismo republicano.
La batalla del derechismo, entre el “indigenismo” empresarial de la “trotskista” Gálvez y el gerente Claudio X. González, y el voxismo-trumpista religioso representado por Eduardo Verástegui y Lilly Téllez (en caso de que ésta acepte la invitación del primero a sumarse al proyecto rosarista –de rezar el rosario–), tuvo sus mejores momentos hasta ahora al tiempo que en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México se realizaba un acto masivo (Zócalo lleno) para conmemorar el quinto aniversario de la llegada al poder del obradorismo.
En el Zócalo, el principal orador envió el mensaje político de que es tiempo de mujeres, al colocar a la nueva secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y a la triunfadora de la elección gubernamental en el estado de México, Delfina Gómez, como oradoras que antecedieron al tabasqueño, quien se lanzó abiertamente a vaticinar la continuidad de una política de corte popular mientras los adversarios sigan empecinados en el egoísmo y los arreglos cupulares.
La celebración andresina transcurrió sin incidentes, con las seis aspiraciones oficiales en modo “avión” conforme instruyó el personaje rector, si acaso con una fotografía de circunstancias con la que los cinco más una reiteraron un compromiso de unidad.
En cambio, en las filas opositoras hubo de todo. La liviandad ideológica de la empresaria Gálvez les resultó insoportable a voces de ultraderecha. Juan Iván Peña Neder, dirigente del proyecto de partido México Republicano (relacionado con el trumpismo) y Raúl Tortolero, líder del Ejército Internacional Cristero, tacharon a Xóchitl de “trotskista”, proabortista y apoyadora explícita de López Obrador y Claudia Sheinbaum (entrevista en internet: https://goo.su/FkJru9G).
Recuérdese que en noviembre de 2022 hubo en la Ciudad de México una cumbre de la ultraderecha latinoamericana, con invitados de otras regiones, en la que se destapó a Verástegui como futuro candidato presidencial. En esa Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) hubo un discurso videograbado de cierre que envió Donald Trump, con felicitación incluida a Verástegui, quien formó parte del equipo del agente tóxico naranja durante su paso por la Casa Blanca.
En cuanto a Va por México y su presunto experimento democrático abierto a la sociedad civil para definir la candidatura presidencial de 2024, la realidad los está exhibiendo claramente como orquestadores de un mecanismo predeterminado, que favorece a Gálvez como supuesta kriptonita contra el obradorismo y la 4T.
Una de las fichas más cercanas a Claudio X. González, el ex dirigente patronal Gustavo de Hoyos, declinó a la par que señalaba las enormes dificultades para que una aspiración ciudadana avance en el esquema diseñado por los partidos. Alejandro Murat, sin posibilidades reales de ganar en esa contienda interna, también tiró la toalla. Enrique de la Madrid, igualmente con bajas posibilidades de triunfo, anunció que continuaría. Parecerían todos dispuestos a negociar candidaturas a cargos legislativos o gubernamentales.
Y, mientras un primo del difunto Miguel Barbosa Huerta se ha destapado para buscar la gubernatura de Puebla a nombre de Morena y al amparo de “ayudar” a la campaña de Claudia Sheinbaum, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero