Claudio X. González Guajardo, la cara visible y operativa de la oligarquía autóctona, cree que con una buena campaña de marketing puede vender cualquier baratija y, sí, algunos no sólo la compran sino la presumen. Es el caso de Xóchitl Gálvez, a quien, de la noche a la mañana, el aparato propagandístico de Va por México ha inflado a más no poder en su intento por presentarla como “candidata presidencial”, siempre con la intención de desviar la atención para proteger a quien finalmente resulte el “bueno” de ese esperpento “aliancista” para 2024.
¿Dónde tenían guardado a ese nuevo “monstruo” inflado de la política nacional?, porque su trayectoria no es precisamente envidiable. Por el contrario, ha sido por demás accidentada desde que a Vicente Fox se le ocurrió la brillante idea de nombrarla directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en donde sólo brilló por sus enseñanzas sobre albures, mentadas y conexos. Más adelante, en 2010, ya en el sexenio de Borolas, quiso ser gobernadora de Hidalgo, pero no la libró. Cinco años después obtuvo la jefatura delegacional en Miguel Hidalgo, cargo que abandonó –en febrero de 2018, aunque prometió no hacerlo– porque quería ser senadora, en donde aún despacha, pero no por elección popular. Ahí se ha convertido en lady amparos y en una de las gritonas profesionales de la mal llamada oposición. Nada que presumir, pues, pero el aparato de marketing de Claudito intenta convertirla en la joya de la política nacional.
Por cierto, uno de los objetivos de su vicio por los amparos es la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco. Un día sí y el siguiente también, el recientemente descubierto “monstruo” de la política nacional enfoca baterías en contra de esa obra de infraestructura (la primera de su naturaleza en 44 años), pero finge demencia con la que tanto prometió Felipe Calderón como ex inquilino de Los Pinos, es decir, la eternamente anunciada y nunca construida refinería Bicentenario.
En aquellos tiempos, decía Xóchitl que “no tengo un pelo de taruga, porque si esa refinería (la de Calderón) la voy a inaugurar cómo voy a querer que se vaya a otro estado” que no sea Hidalgo. En los hechos, no quedó en su estado natal ni en Guanajuato (supuesta entidad alternativa), porque simplemente nunca se construyó, salvo una barda perimetral con altísimo costo para el erario. Pero de eso ya ni se acuerda.
Dado su enérgico reclamo por Dos Bocas, bien haría la señora Gálvez, en nombre de sus paisanos, en reclamar airadamente a Felipe Calderón por la tomadura de pelo de la Bicentenario, pues lo único que Borolas logró fue endeudar a los hidalguenses hasta el tope (alrededor de mil 500 millones más) para que al final de cuentas nada de nada. Sobre esto, la senadora justificó: “antes (esa refinería) era viable, pero ahora no: los tiempos cambian, mi visión también”. Y se quedó fresca como lechuga.
Como cápsula de memoria, vale mencionar que el 18 de marzo de 2008, en el 70 aniversario de la expropiación petrolera, justo donde hoy se localiza la refinería Olmeca, en dos Bocas, Felipe Calderón anunció: “he girado instrucciones a la Secretaria de Energía y al director general de Pemex para que, sin dilación, se inicien los estudios y analicen la factibilidad técnica, financiera y logística que nos permita construir una nueva refinería (la Bicentenario). Esta es una buena manera de celebrar. Esta generación será recordada como la que no pudo o no supo o no quiso actuar, o porque tuvo visión para defender con coraje la soberanía del país”. Pues es claro a cuál de ellas pertenecen el tal Jelipe y, todo indica, Xóchitl.
En cuatro ocasiones distintas, siempre como si fuera algo nuevo, Borolas anunció la construcción de la Bicentenario, y a pesar de su insistencia no trascendió el discurso. ¿Y Xóchitl? Calladita. Peña Nieto dijo que se la encargaría al sector privado, sólo para enterrarla definitivamente en 2014. Pero ahí está Xóchitl, como parte del marketing de Claudito que vende baratijas, duro y dale, contra una obra de infraestructura que sí se construyó y comienza a producir, aunque a algunos les arda. Entonces, lo del nuevo “monstruo” inflado de la política nacional es, ¿falta de memoria o exceso de cinismo?
Las rebanadas del pastel
Sigue la canción de los perritos: de los 14 que tenía a Va por México ahora sólo le queda la mitad y descontando. Gustavo de Hoyos y Alejandro Murat causan baja en la “selección” del candidato “aliancista”; también El Principito y la purga continúa.
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