Morelia, Mich., El cuerpo de Hipólito Mora Chávez fue sepultado la tarde de ayer en el panteón municipal de La Ruana, municipio de Buenavista. Con presencia de unos 200 elementos de las fuerzas federales y estatales, lo acompañaron al menos 300 pobladores de esa comunidad de Tierra Caliente, de donde era originario.
También enterraron los restos de sus escoltas Roberto Naranjo Andrade y Calixto Álvarez Andrade, que vivían en este sitio, ubicado a unos 17 kilómetros de la cabecera municipal de Buenavista. Los restos de Saulo Gamaliel Alcántar, guardia civil también guardaespaldas de Mora, fueron trasladados a Zinapécuaro, su lugar de nacimiento.
El pasado 29 de junio, Mora Chávez y sus guardaespaldas sufrieron un atentado a manos de un grupo delictivo, el cual –según el presidente Andrés Manuel López Obrador– ya está identificado. Sólo sobrevivió un integrante de la seguridad, informó la Fiscalía General de Michoacán.
Los restos del líder de autodefensas fueron llevados del servicio forense de Apatzingán a su domicilio la madrugada del viernes, y durante ese día y el sábado fue velado por familiares y pocos vecinos, pues a decir de uno de sus sobrinos, la gente de La Ruana tenía temor de otra agresión armada.
Antes de las 10 de la mañana de ayer, una carroza trasladó el cuerpo del líder de autodefensas a la capilla de Guadalupe, donde celebraron una misa de cuerpo presente para él y sus dos escoltas. Al templo asistieron alrededor de 300 personas.
Posteriormente, los tres féretros fueron llevados al panteón municipal. Hubo mariachis y diferentes manifestaciones de tristeza.
El fundador del grupo de autodefensas de La Ruana llegó a contar con más de 200 seguidores armados que instalaron dos barricadas, una a la salida hacia Aguililla y la otra hacia Buenavista y Tepalcatepec, sobre todo en 2014, cuando se vivieron los momentos más álgidos, y en un enfrentamiento murió su hijo.
Mora Chávez nunca salió de La Ruana, porque no confiaba en los otros líderes de autodefensa, como Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, su compadre, a quien calificó de traidor cuando Hipólito cayó en la cárcel.
Tampoco creía en Luis Antonio Torres, El Americano, porque tenía gente de Los Viagras incrustada en su grupo de autodefensas. Un enfrentamiento entre ambos grupos, en diciembre de 2014, dejó 11 personas muertas, seis de un lado y cinco del otro, entre ellos Manuel Mora, hijo del líder de autodefensas.
Mora Chávez tampoco confiaba en otros líderes de guardias comunitarias, porque había en sus filas integrantes de Los Templarios, otros delincuentes bien reconocidos en la región.
Nunca abandonó La Ruana porque sabía que lo podían asesinar. Se hizo de muchos enemigos, incluso evitó acercarse a Alfredo Castillo –comisionado para la paz y seguridad de Michoacán en el sexenio del priísta Enrique Peña Nieto–, quien armó a grupos de autodefensa pese a que estaban involucrados con el crimen organizado.
Mora Chávez inició la lucha contra el crimen organizado el 24 de febrero de 2013, a la par que otro grupo de autodefensas lo hizo en Tepalcatepec, encabezados por José Farías, El Abuelo, y José Manuel Mireles.