Nanterre. El joven Nahel Merzouk, asesinado por la policía francesa el pasado martes, fue enterrado ayer en el extrarradio de París, tras cinco jornadas consecutivas de protestas y saqueos que conmocionan al país y obligaron al presidente, el conservador Emmanuel Macron, a suspender una visita a Alemania y descartar hasta el momento un estado de excepción, en los peores actos de violencia en 18 años.
Las exequias de Nahel, de 17 años, se celebraron en Nanterre, el municipio en el noroeste de París donde residía, sin presencia de cámaras por petición de la familia.
Centenas de personas se congregaron frente a la funeraria en una mezquita y luego se dirigieron al cementerio de Mont-Valérien, reportaron periodistas de la agencia noticiosa Afp.
“Los hombres primero”, declaró un funcionario a las decenas de mujeres que esperaban para ingresar en el cementerio. Pero la madre de Nahel, vestida de blanco, entró directamente entre aplausos y se dirigió hacia la tumba. Muchos de los hombres eran jóvenes árabes o negros, quienes fueron a expresar su pésame por el asesinato de un joven que pudo ser cualquiera de ellos.
Detrás de las puertas del cementerio, el féretro fue levantado por encima de la multitud y llevado hasta la tumba.
Los hombres lo siguieron, algunos sosteniendo la mano de niños. A su salida, algunos de ellos se enjugaron las lágrimas. No se vieron policías en el lugar.
Menor intensidad
Los disturbios en Francia parecieron ser menos intensos ayer, tras fuerte despliegue de seguridad en las calles con unidades de élite especializadas, vehículos blindados y helicópteros para reforzar el escudo de seguridad pública en las tres ciudades más grandes, París, Lyon y Marsella.
Presionado por la derecha y la ultraderecha para decretar el estado de emergencia, el gobierno multiplicó su dispositivo de seguridad, pasando de 9 mil polícias el miércoles a 45 mil antier y ayer.
Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región parisina y en otras ciudades. Anunciaron también la prohibición de manifestaciones y ordenaron que el transporte público dejara de funcionar por la noche.
Hoy por la madrugada, tiempo local, la situación estaba más tranquila que las cuatro noches anteriores, aunque había cierta tensión en el centro de París y enfrentamientos esporádicos en las ciudades mediterráneas de Marsella, Niza y la ciudad oriental de Estrasburgo.
El punto álgido fue en Marsella, donde la policía disparó gases lacrimógenos y libró batallas callejeras con jóvenes en el centro de la ciudad hasta altas horas de la noche, además se registraron saqueos a tiendas.
En París, la policía aumentó la seguridad en la emblemática avenida de los Campos Elíseos después de un llamado en las redes sociales para reunirse allí. La calle, generalmente llena de turistas, estaba cubierta por fuerzas de seguridad que realizaban controles a personas al azar. Las fachadas de las tiendas se tapiaron para evitar posibles daños y saqueos.
En la madrugada del domingo (tiempo local), el Ministerio de Interior reportó que no había incidentes graves y tenía contabilizadas hasta 486 detenciones en todo el país, la mayoría de ellas en París y su periferia, Marsella y Lyon, especialmente por llevar objetos susceptibles de servir como armas o proyectiles. “Noche más tranquila gracias a la acción firme de las fuerzas del orden”, tuiteó el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Recuento de daños
Más de mil 300 personas fueron arrestadas el viernes por la noche y la madrugada del sábado después de que al menos 230 edificios, incluidos ayuntamientos y una gran biblioteca en Metz, y mil 350 vehículos fueron incendiados, según el Ministerio del Interior, y detalló que la edad promedio de los detenidos es de 17 años, la misma que tenía Merzouk.
Además, el viernes se registraron medio centenar de ataques a comisarías y el saqueo de una armería en Marsella, donde los manifestantes se llevaron rifles de caza. Marsella, Lyon y Grenoble fueron escenario de numerosos saqueos ayer, realizados por grupos con varias personas encapuchadas.
Ayer por la mañana, los comerciantes indignados hacían balance de daños. “El lunes, (...) lo pongo todo en venta, ya basta”, declaró la dueña de una tienda en una calle peatonal cubierta de escombros en el centro de Lyon.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, indicó que más de 700 expendios, supermercados, restaurantes y sucursales bancarias habían sido “saqueadas o quemadas hasta los cimientos desde el martes”.
El gobierno organizó una nueva reunión de crisis y la premier, Elisabeth Borne, pidió a los ministros que permanecieran en París el fin de semana.
El presidente Macron aplazó una visita de dos días a Alemania, prevista a partir del domingo.
Macron “informó de la situación en su país” a su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, y solicitó “aplazar su visita de Estado a Alemania”, informó un comunicado de la Presidencia germana.
El mandatario, tras una reunión el viernes, aseveró que las redes sociales y las plataformas de videojuegos “están desempeñando un papel importante” en los disturbios recientes y que la violencia se está organizando en Internet.
Racismo
Nahel, cuya familia es oriunda de Argelia, fue baleado durante un control de tránsito por dos agentes, cuando manejaba un coche de alquiler en Nanterre. El hecho agitó el debate sobre racismo policial, en un país donde 13 personas murieron en circunstancias similares en 2022.
La primera versión de la policía indicaba que el joven, que había tenido otros enredos con agentes por hechos del mismo tipo, había tratado de embestir a los agentes con su vehículo, pero un video de un testigo ampliamente difundido demostró que fue ejecutado a quemarropa.
Uno de los dos pasajeros del vehículo que manejaba Nahel rompió el silencio en redes sociales. El hombre relató que cuando los policías los detuvieron, un agente le dijo a Nahel: “Apaga el motor o te pego un tiro”. Y lo golpeó con la culata del fusil y cuando el auto se movió porque el conductor quitó el pie del freno, uno de los uniformados respondió dando la orden de disparar.
Macron ha negado que haya racismo sistémico en las agencias policiales francesas.
También hay una ira más amplia en los suburbios más pobres del país, donde las desigualdades y el crimen abundan y los líderes franceses no han logrado en décadas abordar lo que algunos políticos han llamado un “apartheid geográfico, social y étnico”.
Estos son los disturbios más violentos desde 2005, cuando dos adolescentes murieron electrocutados al esconderse en una estación de luz mientras eran perseguidos por la policía. La violencia no solo se limitó a los suburbios de las grandes ciudades, sino que estaba en todas partes, incluidos pueblos pintorescos como Montargis en Loiret, informó el diario británico The Guardian.
La Organización de Naciones Unidas llamó el viernes a las autoridades francesas a ocuparse seriamente de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” entre sus fuerzas de seguridad.
La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el policía de 38 años autor del disparo que, según su abogado, pidió “perdón a la familia” de Nahel.