Ámsterdam. El rey Guillermo Alejandro de Países Bajos se disculpó ayer oficialmente por el pasado esclavista de su país durante la época colonial, afirmando sentirse “personal e intensamente” afectado.
“Hoy estoy aquí frente a ustedes como su rey y como parte del gobierno. Hoy me disculpo”, declaró en Ámsterdam en un acto de conmemoración del 150 aniversario de la liberación de los esclavos en las colonias neerlandesas.
Miles de descendientes de esclavos de la sudamericana Surinam y de las islas caribeñas de Aruba, Bonaire y Curazao asistieron a esta tradicional ceremonia anual del Keti Koti (romper las cadenas en sranan tongo una de las lenguas de Surinam, ex Guayana Neerlandesa).
El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, ya había presentado en diciembre las disculpas del gobierno por el papel de su país en prácticas que calificó de crimen contra la humanidad. No obstante, había dudas sobre si el monarca asumiría la misma actitud por la trata de esclavos que, según un informe, contribuyó ampliamente a acumular la fortuna de la Casa de Orange-Nassau, de la cual es descendiente.
Finalmente lo hizo en la fecha que reclamaban organizaciones y descendientes de esclavos. “El comercio de éstos y la esclavitud son reconocidos como crímenes de lesa humanidad”, declaró Guillermo Alejandro, de 56 años.
Según un informe solicitado por el ministerio del Interior y publicado en junio, las colonias, donde la economía esclavista estaba muy implantada, entre 1675 y 1770 aportaron a la familia real el equivalente a unos 595 millones de dólares.
Guillermo III, Guillermo IV y Guillermo de Orange-Nassau, ancestros del actual monarca, figuran entre los principales beneficiarios de lo que el informe define como una “implicación deliberada, estructural y de largo aliento” de la corona neerlandesa en el esclavismo.
La trata de esclavos contribuyó en particular a financiar el “siglo de oro” neerlandés, periodo de prosperidad erigido sobre el comercio de ultramar en los siglos XVI y XVII. Se cree que la trata llevó a unos 600 mil africanos a las colonias neerlandesas de Sudamérica y el Caribe. La abolición oficial de esa condición se remonta a 160 años, pero la aplicación real de esa medida llegó 10 años después.