En cuatro puentes peatonales del municipio de Frontera Comalapa, Chiapas, se colgaron narcomantas el pasado 1° de junio. Diez días después, reaparecieron los avisos en la vía pública, señalando que el Ejército llevaba periodistas a reportear zonas de riesgo.
La prensa local documentó la noticia y difundió fotografías. En una de las narcomantas, pintada en fondo rojo y amarillo y con letras rotuladas en tres colores: “General Arturo Gonzalez Jimenez. Cuanto te esta pagando tu compadre Mosh a ti y a tus narcomilitares Felix Moreno Ibarra y Andrei Calderon Muños para que limpies la plaza al cartel Jalisco y a los Huistlas. Vienes a nuestros pueblos donde vivimos en calma sabiendo que el conflicto no es aqui si no en los pueblos de tus amigos desviando la atención que hasta reporteros trajiste. Por que no vas a Sabinalito, Paso Hondo, Potrerillos, Frontera Comalapa y Chicomuselo [sic]” (https://cutt.ly/AwyeK8RH).
La región fronteriza de Frontera Comalapa, en la frontera con Guatemala, vivió días de terror a finales de mayo y comienzos de junio. Videos documentado balaceras, bloqueos, autos quemados, desplazamiento de vehículos blindados artesanalmente conocidos como monstruos y denuncias sobre desapariciones forzadas circularon profusamente en las redes. Miles de pobladores tuvieron que dejar sus casas y animales para protegerse de levantones y violencia. El 31 de marzo, centenares de militares y Guardias Nacionales realizaron en la región un operativo y establecieron retenes.
El 2 de junio, a 222 kilómetros de distancia de Frontera Comalapa, en la localidad de Polhó, municipio de Chenalhó, muy cerca de donde se perpetró la masacre de Acteal, murieron siete personas en una emboscada. En una bodega de la comunidad se encontraban refugiados 200 desplazados del ejido de Santa Martha. Al pasar por allí, Gilberto Pérez Gómez, su familia y dos integrantes de su guardia personal, pertenecientes al grupo Los Ratones, fueron emboscados y fallecieron. El otro muerto es Fernando Ruiz, hijo del dueño del local donde viven los refugiados.
Aunque hay versiones de que Los Ratones habrían sido los responsables del crimen, fuentes autorizadas señalan que ellos viajaban en una camioneta detrás de la de Pérez Gómez, pero, muchos de los balazos a la camioneta de Gilberto estaban en el frente.
La historia viene de atrás. El 3 de marzo, hombres armados asesinaron a Petrona López Pérez, esposa de Daniel López Méndez, comandante del grupo denominado Autodefensas del Pueblo El Machete, de Pantelhó. Diversas fuentes señalan que a doña Petrona, la ultimó el hoy finado Gilberto Pérez, originalmente integrante de la autodefensa, que terminó aliándose al clan de los Herrera, grupo rival de El Machete. Los desplazados de Santa Martha tendrían protección del grupo civil armado.
Durante años, la familia Herrera controló a sangre y fuego el municipio de Pantelhó. Con apoyo de pistoleros de Campeche, Veracruz y Sinaloa, este grupo conquistó el control territorial por medio del terror, asesinatos, desapariciones, robos, despojos y desplazamientos forzados, portando armas y explosivos de uso exclusivo del Ejército Mexicano. Electoralmente usaba las siglas del PRD (https://cutt.ly/EwyeImaf). El patriarca del clan, Austreberto, está en la cárcel por matar a dos personas en el municipio en abril de 2015. En julio 2021 ultimaron en Simojovel, al catequista Simón Pedro Pérez, quien había presidido la mesa directiva de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal.
En sus épocas de bonanza, los Herrera contrataron como “asesor” a Enoc Díaz Pérez (de Encuentro Social), jefe de la banda delictiva Los Cacheros, rebautizada después como Los Diablos, y del movimiento de corte paramilitar bautizado como Proyecto Amigo Revolucionario No. 7. Enoc había sido presidente municipal de Pueblo Nuevo Solistahuacán, cuando el ayuntamiento (y la región) estaba controlado por los traficantes de heroína, Antonio Laredo Donjuán y su esposa Mercedes Barrios Hernández, quienes fueron detenidos en 2018 por petición del gobierno estadunidense, que solicitó su extradición (https://cutt.ly/kwyeS1hl).
El 7 de junio de 2021, irrumpió violentamente en la cabecera de Pantelhó Autodefensas del Pueblo El Machete, “para expulsar a los sicarios, a los narcotraficantes y al crimen organizado”, porque “no queremos más muertes para los pobres campesinos tseltales y tsotsiles”. Enfrentaron exitosamente con las armas al grupo de los Herrera. Desde entonces controlan la región. Sin embargo, su autodeclarada vocación justiciera se desvaneció muy rápidamente.
Apenas el pasado 19 de junio, el grupo paramilitar Organización Regional de Caficultores de Ocosingo (Orcao), agredió de manera coordinada tres poblados bases de apoyo zapatistas en la comunidad de Moisés Gandhi. Incendiaron parcelas y dispararon con armas de fuego durante tres días seguidos. Es el undécimo ataque armado de este grupo contra los rebeldes en lo que va de la actual administración. Todos han sido perpetrados con la más absoluta impunidad. No hay un solo detenido por los atentados.
Este breve recuento deja de lado por cuestiones de espacio muchos otros hechos de violencia contra diferentes comunidades en resistencia en Chiapas o en ciudades como San Cristóbal. En ellos se cruzan, además, disputas de bandas del crimen organizado que pelean plazas, mercados, territorios y rutas; antiguos y nuevos grupos paramilitares (que se han vinculado con cárteles de la droga y polleros); pistoleros o pandillas que han diversificado sus actividades como Los Ratones o Los Vatos Locos (https://www.justice.gov/file/237336/download) y autodefensas. Esto, a pesar del enorme despliegue del Ejército y la Guardia Nacional en la entidad.
Twitter: @lhan55