Tegucigalpa. Centenares de militares comenzaron ayer a tomar el control de las violentas cárceles de Honduras, después de la matanza de 46 internas en un penal de mujeres la semana pasada, por disputas entre pandillas rivales y una escalada de inseguridad en el país, dijeron autoridades.
La presidenta Xiomara Castro anunció la semana pasada el regreso del control del sistema penitenciario, dominado por criminales, a la Policía Militar del Orden Público (PMOP), en un viraje en su propuesta de desmilitarizar la seguridad, tras la mortal reyerta en el penal femenil entre miembros de las pandillas Barrio 18 y su rival Mara Salvatrucha.
“La vida y la seguridad de los ciudadanos y sus bienes la garantiza la Constitución. Nuestra misión es derrotar el crimen organizado que está en las cárceles y vamos sobre los autores intelectuales que operan desde afuera”, tuiteó el ministro de Defensa, José Manuel Zelaya.
Centenares de presos con sus cabezas rapadas, en pantalones cortos y sin camisas, y muchos de ellos tatuados, fueron sentados en el piso, muy pegados, en filas, mientras se llevaban a cabo inspecciones en dos penales de alta seguridad ayer.
Los presidiarios fueron vigilados muy de cerca por efectivos militares vestidos con ropas de combate, fuertemente armados y con los rostros cubiertos, en la prisión de alta seguridad de Támara, unos 15 kilómetros al norte de Tegucigalpa, según las fotos del Ministerio de Seguridad.
Centenares de reclusos, ayer, durante un operativo en la Penitenciaría Nacional Francisco Morazán, en Támara, 25 kilómetros al norte de Tegucigalpa. Foto distribuida por las fuerzas armadas de ese país / Afp.
Las imágenes recuerdan las operaciones lanzadas en la nación vecina de El Salvador, por el presidente Nayib Bukele en una controversial “guerra” contra las violentas pandillas, en la que han sido capturados más de 60 mil miembros de las maras dedicadas a la extorsión, el sicariato, tráfico de drogas, sangrientas venganzas y disputas de territorio, entre grupos rivales.
El portavoz de las fuerzas armadas, capitán Antonio Coello, informó que además del sobrepoblado penal de Támara, donde se encuentran hacinados unos 4 mil 200 reos en una estructura con una capacidad para alojar 2 mil 500, también fue asegurado el penal de alta seguridad La Tolva, a unos 65 kilómetros al este de la capital y con mil 963 reos.
Se encontraron armas
El Centro de Adaptación Social Femenino, que fue escenario de la muerte de las 46 mujeres, fue tomado de igual forma ayer por las autoridades. “Se encontraron armas”, dijo Coello a medios locales.
Las derruidas 26 prisiones hondureñas, donde alrededor de 20 mil reos viven en condiciones de insalubridad, una precaria alimentación y donde domina la corrupción de los custodios, son controladas por grupos del crimen organizado, según expertos.
En las operaciones del lunes en el penal de Támara en una requisa se incautaron pistolas, ametralladoras, municiones, cargadores y granadas en el área ocupada por Barrio 18.
En la prisión de la Tolva también fueron decomisadas armas de alto calibre, teléfonos satelitales y explosivos de fabricación caseras, según un informe preliminar.