De no venderse a buen precio la actual cosecha de maíz y trigo, se corre el riesgo de que en los siguientes ciclos caiga su producción, haya más importación y se encarezcan los alimentos, pero “lo más peligroso es depender de otros países de los granos básicos”, advirtieron productores. Esto ocurre en un contexto en que la siembra de maíz ha ido a la baja, ya que en 2016 la cosecha fue de 28.3 millones de toneladas y en 2022, 26.6 millones de toneladas.
Durante los pasados cinco años 2018-2022, la producción nacional decreció a una tasa promedio anual de 0.5 por ciento, y de acuerdo con cifras preliminares, 87 por ciento de la producción nacional correspondió a maíz blanco, 12.6 por ciento a maíz amarillo y 0.3 por ciento restante a otros tipos de grano, indicó en el Panorama Agroalimentario de Maíz los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura.
Entre las consecuencias de no comercializar los granos básicos con precios que permitan a los agricultores recuperan la inversión, de 8 mil pesos en el caso de trigo y de 7 mil para el maíz, están que muchos productores no cumplirán con el compromiso financiero de pagar su avío.