Al fin parece aclararse el camino procesal electoral para los opositores a la continuidad de la llamada Cuarta Transformación. El método ayer difundido extraoficialmente recurre a la solicitud de firmas de apoyo a los aspirantes, ciertos cedazos, plataformas de difusión llamadas foros y una final en la que una encuesta de opinión y una forma de elecciones abiertas definirían la candidatura presidencial 2024.
La sombra de Morena, contra la cual se tejieron estos acuerdos, hizo que incluso (según las versiones extraoficiales) la fecha cumbre, la definición de la citada postulación, se propusiera para tres días antes de la previamente establecida por el partido guinda: madruguetes en pugna.
El sendero esbozado (hoy se darán precisiones en una conferencia de prensa) conjuga los intereses de los partidos (PAN, PRI y PRD) con los de la “sociedad civil” que tiene como eje a Claudio X. González. Hay un ingrediente que da sazón a la gastronomía X: a instancias del Frente Cívico Nacional, otro membrete de la nómina que mueve el empresario, se formó un grupo formado por ex consejeros del instituto electoral en sus dos denominaciones (federal y, ahora, nacional) y miembros de la susodicha “sociedad civil” (Sergio Aguayo, uno de los integrantes de ese grupo, dio detalles en entrevista: https://goo.su/HtRXU).
Este grupo, bautizado mediáticamente como “miniINE”, tiene como propósito “blindar al PAN, al PRI y al PRD de actos anticipados de precampaña”, según la nota que dio a conocer el asunto (Jannet López Ponce, en MILENIO: https://goo.su/2wRVMYW), donde se señala en segundo párrafo que “la oposición analiza la forma de darle la vuelta a la ley electoral”.
El “miniINE” es coordinado por Leonardo Valdés Zurita, quien fue el último presidente del IFE y avaló la elección de Enrique Peña Nieto en 2012, entre múltiples evidencias del uso desbordado de dinero de origen desconocido. Valdés prácticamente sustituyó a otro acusado de complacencias con el fraude electoral, Luis Carlos Ugalde (aunque entre ambos estuvo Andrés Albo, durante poco más de cincuenta días), y, a la vez, fue relevado por Lorenzo Córdova Vianello.
Es de suponerse que los acuerdos respecto al método de designación avivarán a opositores que hasta ahora han estado muy rezagados en relación con el cuatroteísmo que tiene ya a seis aspirantes recorriendo el país y ganando espacios mediáticos. De la lista de aspirantes opositores, hasta ahora desconocida, han descollado Lilly Téllez, con una oratoria estridente y una clara decantación hacia la ultraderecha al estilo del partido español Vox; Santiago Creel, como aparente carta retro ( vintage, se diría en inglés) de las estructuras institucionales del panismo, y, de manera reciente, Xóchitl Gálvez, panista a quien sus promotores pretenden presentar como una versión “no fifí” de la derecha.
Por su parte, esta semana Morena adelantará más a sus opositores, pues el Consejo Nacional, presidido por el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, sesionará el martes por la tarde para discutir y, en su caso, aprobar, “la integración de la comisión especial para la elaboración del Proyecto de Nación para Profundizar la Transformación 2024-2030”. Ese proyecto constituirá la definición y el compromiso ideológico y práctico que deberá asumir quien a nombre de la 4T llegue a la silla presidencial.
Y, mientras las giras de los aspirantes 4T van dejando ver sus verdaderos perfiles, más allá de los cuidados de redactores de discursos y publicistas caros, en un proceso que va acentuando diferencias políticas entre varios de ellos, particularmente con Marcelo Ebrard, molesto por lo que considera una guerra sucia orquestada en su contra, ¡hasta mañana, con Vox por México, perdón, Va por México y su “sociedad civil” e intelectuales imitando parcialmente y haciendo en su proceso interno lo que criticaban a Morena y sus aliados!
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