El líder sindical y campesino y ex guerrillero peruano, Ángel Hugo Blanco Galdos, falleció ayer en Suecia a los 88 años. Fue parte integral de la izquierda latinoamericana desde 1950 y pasó 40 años de su vida entrando y saliendo de prisión y en el exilio.
Nacido en Cuzco el 15 de noviembre de 1934, Blanco Galdos fue dirigente de la lucha campesina indígena que culminó en la reforma agraria de 1968, y participó en la Asamblea Constituyente del 78.
Su padre era abogado defensor de campesinos, por lo que desde niño aprendió quechua. Adoptó el concepto del “ecosocialismo” con el que proclamó el derecho de los indígenas de defender sus tierras de los daños ambientales causados por el empresariado.
En su niñez lo cambió el enterarse que un hacendado marcó con hierro caliente sus iniciales en la nalga de un indígena, práctica cono-cida como la carimba, relató Blanco Galdos durante una entrevista a la Cuarta Internacional en 2015.
Comenzó a estudiar agronomía en La Plata, Argentina, en 1954, “porque me gustaba el campo”, y admitió que “la Revolución de 1910 en México influyó en el Cuzco”.
Dejó los estudios al interesarse en las causas obreras y sindicales que lo llevaron, durante su vida, a viajar a Argentina, Bolivia, México y Estados Unidos.
En la juventud buscó empaparse del pensamiento de la izquierda, entre grupos trotskistas. “En ese tiempo el planteamiento era que el proletariado era la vanguardia, y como en el Cuzco no había proletarios, vine a Lima a entrar en fábricas”. Indicó que tardó tiempo en encontrar una fábrica grande, con un sindicato formado, dijo a La Cuarta.
“Por fin encontré una fábrica donde había sindicato (…) y ahí entré a trabajar. En eso llegó (Richard) Nixon que era vicepresidente de Estados Unidos a Perú, y entre varios grupúsculos de izquierda (…) preparamos una contramanifestación que resultó mucho más grande de lo que imaginábamos. Y luego vino la represión. Tuve que abandonar la fábrica y me fui al Cuzco”, agregó.
Entre 1961 y 1963 encabezó un levantamiento quechua en esa zona, donde se le considera haber sido el puente entre los trabajadores indígenas e intelectuales blancos. Organizó a unos 2 mil campesinos en la Federación Departamental de Campesinos del Cuzco, que ocuparon propiedades de terratenientes, y formaron un autogobierno, en el que Blanco fue “secretario de la Reforma Agraria”.
En agosto de 1962, Blanco con un grupo de compañeros fundaron la guerrillera Brigada Remigio Huamán. “El apoyo del campesinado era casi absoluto, emocionante. Nos alimentaba, nos vestía, nos guiaba, nos protegía”, explicó. El 15 de mayo de 1963, el ejército lo capturó y tres años después lo sen-tenció a 25 años de prisión en la isla de El Frontón. Durante ese tiempo escribió su libro Tierra o Muerte, las luchas campesinas en Perú.
En 1970, el gobierno de Juan Velasco Alvarado lo amnistió, pero lo expulsó a México. Luego viajó a Argentina, donde en 1971 fue deportado a Chile; durante el golpe de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973, se refugió en la embajada de Suecia. Para entonces intelectuales de todo el mundo conocían su lucha y participaban en una campaña de solidaridad en su favor, apoyada por Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Bertrand Russel.
En 1976 llegó a Suecia como refugiado político. El Comité de Estados Unidos para la Justicia a Presos Políticos de América Latina le consiguió una visa, que le permitió efectuar una gira en ciudades estadunidenses, donde en 1977 habló ante miles de simpatizantes de los movimientos trabajadores, campesinos e indígenas.
En 1980 fue diputado y candidato presidencial en Perú, por la Alianza Revolucionaria de Izquierda, y después senador del Partido Unificado Mariateguista hasta 1992, cuando el presidente Alberto Fujimori ejecutó un autogolpe. Blanco se enteró de que tanto la inteligencia peruana como el grupo Sendero Luminoso lo sentenciaron a muerte y entonces se asiló en México.
Se declaró alejado del trotskismo en los 90. Cuando vivía de manera temporal en México, estalló el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que tuvo una fuerte influencia en él.
En 2002 sufrió una embolia en Cuzco y fue trasladado a la Ciudad de México para recibir tratamiento, donde estuvo hasta 2003. Sus últimos años los pasó en Suecia, junto con sus seis hijos y varios nietos.