Si hay una palabra que la cúpula y sus propagandistas de Estados Unidos se han apropiado casi como marca registrada es “libertad”. Toda la historia oficial del país gira en torno a esa palabra, la Estatua de la Libertad es símbolo universal estadunidense (aunque fue hecha y regalada por Francia), las tiendas de armas dicen que eso es lo que están vendiendo, igual que las empresas automotrices, y los gobernantes sermonean al país y al mundo con esta palabra, pero es más bien una libertad cada vez mas condicional, y, en algunos casos, anulada.
Este domingo en que se festejaron las libertades civiles conquistadas por las luchas de la comunidad gay en este país –las cuales están apoyadas por 60 por ciento de los ciudadanos, de acuerdo con encuestas recientes–, todos estaban conscientes de una creciente amenaza a sus logros.
Y el sábado fue el primer aniversario de que la mayoría derechista de la Suprema Corte anuló el derecho constitucional al aborto al revertir un fallo de hace 50 años que marcó uno de los logros supremos del movimiento de las mujeres. Los derechos LGBT y de las población femenina –junto con los de los migrantes y las minorías– están bajo ataque alrededor del país por una derecha que está dedicada a reprimir la libertad a nombre de “salvar al país de la libertad”.
El arcoíris inundó la Quinta Avenida y el Greenwich Village con el gran desfile anual LGBT, con decenas de miles de participantes y estimado de 2 millones de espectadores, el festejo más grande de los que se realizaron por diversas ciudades del territorio estadunidense. El desfile conmemora la protesta contra el acto de represión de la policía de un bar gay, el Stonewall Inn, en Greenwich Village, Nueva York, en 1969 –evento que se considera fue la chispa para el movimiento por los derechos gay a escala nacional.
Pero esta vez se realizó el festejo bajo la sombra cada vez más ominosa de los ataques derechistas para revertir las libertades y derechos de esta comunidad en varios estados. En algunos lugares han conseguido prohibir libros que abordan la historia de esa lucha, como otros temas gay en escuelas públicas y bibliotecas. En algunas entidades, esta contraofensiva llega a niveles de histeria, atacando actos de drag queens, por ejemplo. Algunos aspirantes presidenciales, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, están poniendo su oposición a los derechos de la comunidad de la diversidad sexual al centro de su campaña.
Todo esto ha nutrido una ola de ataques de odio contra las comunidades LGBT, como cientos de incidentes incluyendo amenazas de bomba contra hospitales que ofrecen servicios a la población de sexualidad diversa, tiroteos masivos, vandalismo, asalto, hostigamiento y más (https://www.adl.org/resources/report/year-review-anti-lgbtq-hate-extremism-incidents-2022-2023).
Mientras tanto, en el primer aniversario de la anulación del derecho constitucional al aborto, hubo protestas convocadas en varias partes del país. Desde el fallo, fuerzas derechistas han logrado que 14 estados aprueben prohibiciones totales del aborto y en otros se han impulsado leyes para limitar el acceso a servicios de interrupción del embarazo; se espera que por lo menos 25 estados intenten promover restricciones de algún tipo.
Muchas de las iniciativas ni siquiera excluyen las prohibiciones en casos de violación sexual o incesto, todo como parte de la ofensiva derechista.
Lo anterior está impulsado por las mismas fuerzas derechistas que actúan contra las libertades y derechos civiles, no sólo de las mujeres, sino de los gay, los trabajadores, los migrantes y hasta de los votantes.
Vale recordar que el país de la libertad es el más encarcelado del mundo –tal vez recientemente superado sólo por China–, con casi 2 millones de personas internadas en prisiones (https://www.sentencingproject.org/reports/mass-incarceration-trends.)).
La libertad sin condiciones sólo se logrará si todos los que enfrentan la anulación de sus derechos deciden ejercerla de manera conjunta y con ello democratizar a su país. Tienen la libertad para intentarlo, ¿o no?
Mavis Staples. No Time for Crying. . Carsie Blanton. Rich People.