Madrid. Este domingo, la población griega está llamada de nuevo a las urnas, en una redición de los fallidos comicios de mayo. Se recuperará el sistema de primas para la lista más votada, herramienta con que el partido Nueva Democracia aspira a superar el umbral de la mayoría absoluta y revalidar así al actual gobierno.
El 21 de mayo pasado, el partido de centroderecha, Nueva Democracia, ya obtuvo una sólida victoria, con más de 40 por ciento de los sufragios.
Sin embargo, en la cita de entonces se aplicó el sistema electoral aprobado durante el Ejecutivo de Syriza, que establecía un reparto proporcional puro, lo que ya anticipaba una repetición electoral si, como finalmente ocurrió, las distintas formaciones no pactaban una coalición.
En esta segunda ocasión se aplica un nuevo sistema, el cual es impulsado por el actual gobierno, de Nueva Democracia. Según esta nueva normativa, la organización política más votada obtendrá una prima que oscilará entre 20 y 50 escaños –en función del porcentaje de sufragios obtenido–, de forma que sólo se repartan de manera proporcional los asientos restantes hasta completar los 300 que forman el Consejo de los Helenos.
El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, aspira a consolidar una “mayoría segura”, que situaría a varios diputados por encima del umbral de los 150, aunque para ello serán clave no sólo los votos que acumule Nueva Democracia (los sondeos anticipan un resultado similar al registrado en mayo), sino también cuántos partidos logren representación parlamentaria.
Las miradas vuelven a estar puestas en los indecisos –que rondan 8 por ciento– y en el nivel de participación, después de que en mayo ésta se situó cerca de 61 por ciento, si bien el principal factor de desequilibrio puede estar en la cantidad de organizaciones políticas que logren entrar en el Parlamento.