Madrid. El Centro de la Imagen de la Virreina, en Barcelona, montó la exposición Permanent Red, en la que se aborda las abundantes y profusas reflexiones que realizó John Berger, quien con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los grandes teóricos de la forma en la que miramos al arte y a la fotografía. Berger, defensor de su formación y militancia marxista, murió el 2 de enero de 2017 en París y desde entonces sigue muy latente su vida y su obra.
El escritor inglés cuestionó en pleno auge de la vanguardias del siglo XX las interpretaciones formalistas sobre cómo debían leerse las imágenes. Sus libros se han convertido en referencia sobre el arte contemporáneo y su impronta en nuestras vidas. Berger, colaborador de La Jornada hasta el final de sus días, también fue poeta, periodista, dramaturgo y un activista comprometido con las causas justas, como hizo en su día con el movimiento zapatista.
La exposición Permanent Red toma su nombre del libro homónimo, publicado en 1960, en el cual se reúnen algunas de las críticas de arte de Berger para la revista marxista New Statesman, con la que colaboró más de una década, desde 1951. En estos escritos desarrolló argumentos mordaces e implacables contra el gusto burgués –el propio título es una provocación en este sentido–, presentando a artistas desconocidos o muy minoritarios, obras anticanónicas y análisis que discrepaban de la historiografía conservadora. A su vez, se reivindicaban artistas sin ninguna notoriedad e incluso marginales, muchos de ellos exiliados en Londres desde los países del Este tras la Segunda Guerra Mundial.
En la exposición se incide en el carácter político de la trayectoria de Berger y en sus colaboraciones con fotógrafos como Jean Mohr, cineastas como Mike Dibb y Alain Tanner, dramaturgos como Simon McBurney o poetas como Mahmud Darwish. Además, se exhiben dibujos y materiales documentales inéditos que fueron cedidos por los herederos del escritor inglés a la British Library de Londres –donde está depositada una parte significativa de su archivo personal–, el Photo Elysée-Musée cantonal pour la photographie, en Lausana, Suiza, y la BBC.
En la muestra se investigó sobre la complejidad política en la obra de Berger, su disidencia respecto al adoctrinamiento capitalista, el rechazo de las segregaciones motivadas por la clase social y el poder adquisitivo, así como la oposición al mercantilismo de la cultura. Entre las secciones de la exposición se puede ver y escuchar el diálogo sostenido a lo largo de más de cuatro décadas entre Berger y el fotógrafo Jean Mohr, que dio lugar a libros claves como Un séptimo hombre (1975), ensayo visual que investigaba la precarización de los trabajadores migrantes en Europa en los 60 y principios de los 70; Un hombre afortunado (1967), sobre la biografía de un médico rural, y Otra forma de contar (1982), relato fotográfico y literario de los campesinos narrándose a sí mismos.
Asimismo, se recuerda que en 1972 John Berger publicó G., novela experimental que, con el telón de fondo de la Primera Guerra Mundial, narra la paulatina toma de conciencia política de su protagonista. Esa novela ganó los premios James Tait Black Memorial y el prestigioso Booker. En la ceremonia de entrega del galardón, Berger criticó con dureza a los patrocinadores del propio premio por sus explotaciones comerciales en el Caribe desde el siglo XIX, que incluían el tráfico de esclavos, y allí mismo anunció que donaría la mitad del dinero a los Black Panthers británicos, mientras la otra mitad la dedicaría para financiar una investigación sobre las terribles condiciones de vida de los trabajadores migrantes en el norte de Europa.
Conversación con Sontag
Berger se vinculó con Susan Sontag, pues “son en cierto modo autores que representan dos extremos éticos frente a la lectura e interpretación de las imágenes. Igualmente simbolizan tradiciones hermenéuticas o políticas distintas que, en ocasiones, han quedado reducidas a un choque entre ortodoxia y erudición posmoderna”, según se explica en el cartel que da paso a la conversación grabada entre ambos y que se puede ver y escuchar en el propio museo.
En la exposición hay hasta 60 dibujos y collages que se ven por primera vez en un museo y que documentan su producción artística.