Brasilia. El mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, y el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva finalizaron ayer sus campañas electorales rumbo a una impredecible segunda vuelta electoral para la presidencia, en el que 156 millones de brasileños están convocados a votar.
La tensa campaña llega a su fin con un pulso en las calles de los mayores colegios electorales de Brasil: los estados de Sao Paulo, donde Lula organizó una caminata, y Minas Gerais, donde Bolsonaro encabezó una caravana de motocicletas.
El ex sindicalista, quien a sus 77 años aspira a regresar al poder después de gobernar en la primera economía de América Latina entre 2003 y 2010, realizó una “caminata de la victoria” por la emblemática Avenida Paulista.
“Brasil necesita un gobierno que vuelva a cuidar de nuestra gente, especialmente la que más necesita. Con credibilidad, previsibilidad y estabilidad en la economía. Reconstruyamos Brasil juntos. Necesita paz, democracia y diálogo”, señaló Lula.
Afirmó: “vamos a hacer que este país vuelva a la normalidad. Vamos a intentar reconstruir todo lo que habíamos hecho. Estaba funcionando y estaba creciendo. América del Sur fortaleciéndose, América Latina fortaleciéndose”.
Adelantó además que, de ser elegido, incrementará el salario mínimo, generará empleos e incentivos a las pequeñas empresas.
Estoy “confiado en la victoria”, señaló a medios locales Bolsonaro, de 67 años, al recorrer Belo Horizonte, capital de Minas, donde fue recibido a gritos de “¡Mito, mito!” por miles de partidarios. “Es necesario comprender a quienes aún no han decidido y ofrecerles seguridad para que puedan tomar la mejor opción por el futuro de nuestra nación. Más que promesas vacías, Brasil necesita un camino sólido, basado en acciones concretas y en principios”, señaló el mandatario, cuyo lema es “Dios, patria y familia”.
Bolsonaro busca la relección después de cuatro años de un gobierno marcado especialmente por la crisis sanitaria y económica que desencadenó la pandemia y que ha matado a 688 mil personas en esa nación, tensas relaciones con las instituciones y críticas internacionales por su política medioambiental.
En la recta final presentó como logros de su gobierno la lenta recuperación de la actividad económica, principalmente el reciente retroceso de la inflación y el desempleo, que se ubicó en 8.7 por ciento a septiembre.
Lula se impuso en la primera vuelta con 48 por ciento de los votos contra 43 por ciento de Bolsonaro, un resultado que quebró las proyecciones que anticipaban una ventaja holgada del ex mandatario.
Además del encuentro con los motociclistas, un clásico de su campaña electoral, Bolsonaro también recorrió las calles de la ciudad en un vehículo junto con el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema.
Esta entidad, que es la segunda más poblada del país, por sus características demográficas es una especie de Brasil en miniatura: desde las elecciones de 1989, las primeras desde la redemocratización del país, el estado ha sido un espejo de Brasil. El más votado por los “mineiros” acaba siendo el vencedor de la disputa nacional.
En Brasilia, partidarios de ambos candidatos también circularon por las calles con banderas.
La primera dama Michelle participó a bordo de un Jeep en una caravana de “Mujeres con Bolsonaro”, que según un fotógrafo de la agencia Afp reunió unos 100 autos en la región central de la capital.
Ambos candidatos se vieron las caras en el último debate televisado antier por la noche, en el que se acusaron incesantemente de mentir.
En la última encuesta de ayer del Instituto Datafolha, el líder de izquierda va adelante con 52 por ciento contra 48 por ciento.
Otro sondeo de la agencia MDA indicó que Lula obtendría 51.1 de los votos válidos y Bolsonaro 48.9. Los estudios, realizados entre ayer y antier, con un margen de error de 2 por ciento, arrojan un empate técnico que augura un cerrado final en la segunda vuelta.
Durante meses, el ex capitán del ejército cuestionó sin pruebas el sistema electrónico de votos, despertando temores de que hoy no acepte los resultados. Antier declaró, sin embargo, que “el que tenga más votos, gana”, al ser interrogado en una breve entrevista después del debate sobre si aceptaría una derrota.
En el primer turno, alrededor de 32 millones no sufragaron (21 por ciento). El número quintuplica la ventaja de 6 millones de votos que obtuvo Lula sobre Bolsonaro.