Ginebra. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estimó que las inundaciones que azotan desde este verano el centro y el oeste de África obligaron a más de 3.5 millones de personas a abandonar sus hogares, especialmente en Nigeria.
Las lluvias torrenciales en Abuya, las peores registradas en la reciente década, dejaron 1.3 millones de desplazados y 2.8 millones de afectados, en particular en las regiones del noreste del país, como los estados de Borno, Adamawa y Yobe.
La situación también adquirió tintes críticos en Chad y Camerún, donde más de un millón de personas se vieron afectadas, sobretodo en el sur del país, donde los desbordamientos de los ríos Chari y Logone sumergieron poblados enteros de ambos países.
En la región del Sahel Central, es decir en Níger, Malí y Burkina Faso, donde más de un millón de hectáreas de cosechas se perdieron, más de medio millón de personas (unas 375 mil sólo en Burkina) fueron obligadas a abandonar sus hogares.
La portavoz de Acnur, Olga Sarrado, explicó ayer que este éxodo es una demostración más de que “el vínculo entre el desplazamiento forzado y la crisis climática es cada vez más nítido y va en aumento” dentro de una situación de “deterioro general”, que no hace sino “exacerbar los desafíos subyacentes a los que se enfrentan los países afectados.
“Somos testigos de la peor sequía en 40 años en el Cuerno de África, que ahora está bajo la amenaza de la hambruna”, mientras las operaciones humanitarias “están crónica y peligrosamente infrafinanciadas”, alertó Sarrado, quien recordó que, como máximo, han recibido la mitad de los fondos solicitados para la ayuda a Níger.
En países como Chad o Burkina, el porcentaje de financiación apenas supera 40 por ciento. La ayuda recibida por Nigeria, a pesar de la gravedad de la situación, ni siquiera alcanza este porcentaje (39 por ciento), de acuerdo con las estimaciones de Sarrado.
En Filipinas, al menos 72 personas murieron entre el jueves y ayer en inundaciones y desprendimientos de tierra provocados por la tormenta tropical Nalgae en el sur del país con fuertes vientos, ante la que han emitido alertas civiles.
En este contexto, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia informó que ya son 10 millones de niños necesitados de “auxilio vital urgente” por las catastróficas inundaciones ocurridas en Pakistán, tras la visita efectuada por el director de la organización para el sur de Asia, George Laryea-Adjei, a las zonas afectadas.
En tanto, las olas de calor, cuya intensidad crece con el cambio climático, provocan miles de millones de dólares en pérdidas en todo el mundo, y su impacto económico es mucho mayor en los países pobres, reforzando las desigualdades, estimó un nuevo estudio publicado ayer.