En México, 50 millones de personas viven en situación de pobreza energética, de acuerdo con Omar Masera, integrante del Centro de Investigación en Ecosistemas de la UNAM, lo que significa que 40 por ciento de la población no satisface plenamente sus necesidades de servicios que proporciona la energía, asociado a que sus recursos son insuficientes para pagar los altos precios de electricidad para poder utilizar calefacción, iluminación y refrigeración para los alimentos.
Esta desigualdad energética se refleja en que los estratos más altos consumen siete veces más energía que el decil más pobre, indicó durante un seminario virtual organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad.
El especialista también consideró algunos equipos y electrodomésticos relacionados con los usos finales de energía más importantes, entre los que se consideraron refrigeradores, calentadores de agua, lavadora y televisiones. Señaló que es prioritario garantizar el acceso a electricidad y cocción sin humo, y que 10 millones de mexicanos no tienen acceso adecuado a la luz y 28 millones usan leña en fogones abiertos para cocinar.