Morelia, Mich., La directora Anaïs Pareto Onghena trajo Santa Bárbara, su más reciente largometraje, a la 20 entrega del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) una intensa historia de ficción sobre migración, donde habla del amor materno, la fortaleza femenina y el futbol.
El relato de la cinta cuenta cómo después de 13 años viviendo en España, Bárbara decide traerse a su hijo. Ambos tendrán que encontrar la forma de vincularse en el nuevo hogar familiar. Santa Bárbara compite en la sección oficial del certamen michoacano.
En entrevista con La Jornada, la directora española mencionó: “Tanto para un padre como para una madre dejar a los hijos es doloroso, pero pareciera que para una mujer es casi inconcebible. Me llamó mucho la atención que muchas migrantes dejan a sus hijos para buscar una vida mejor”.
Pareto Onghena recuerda: “Esta película se paseó en mi cabeza durante ocho años. En 2014, termino una maestría en antropología visual, a la que me inscribí pensando aplicarla al documental, el resultado fue Tsunami, que trata sobre un equipo de futbol de migrantes latinoamericanas. Fue una cosa muy académica que sigue todos los cánones que los antropólogos proponían.
“Quería hacer una ficción que hablara de historias reales y que al espectador le diera la sensación de que veía algo verídico. Entonces me puse a escribir sobre las vivencias de esas mujeres, lo que fue el momento clave para hacer Santa Bárbara.”
Migración y realidades
La cineasta, continúa: “No es que todas las mujeres tuvieran la misma historia de vida, pero compartían ciertos patrones como la edad, el tiempo de residencia en España, la forma de pasar el tiempo libre, con hijos en el país de origen y, por supuesto, que jugaban futbol”.
También dijo: “Una de las cosas importantes que vi en estas mujeres es que no se ceñían a la estructura a la que estamos acostumbrados. Lo común es que el hombre sea quien migre en busca de una vida mejor. Aquí son ellas, que salen a buscar esa prosperidad con el gran sacrificio de dejar a los hijos en el país de origen”.
El tema de la migración también es recurrente en su obra se le pregunta, Anaïs responde: “Soy migrante e hija de migrante, es lo que más me mueve. Mi madre no es española y toda mi vida me habló de lo que supone ser extranjero, del significado de alejarse del país de origen y adaptarse a una patria nueva”.
Sobre si cambió su percepción del papel de las migrantes de pasado inmediato a su presente, ella indicó: “No soy creyente pero de alguna forma quería simbolizar cómo las veía. Eran unas heroínas para mí, con fortaleza y una resiliencia admirable. No pierden su fuerza para seguir adelante, sacrificando su estabilidad… justo en la película quiero mostrar a esa Bárbara que se juzga y cree que tiene que hacer las cosas de cierta manera para recibir al hijo, sacrificando su relación amorosa. Aunque no quiero juzgar esas historias por una cuestión ética, no he vivido esa experiencia y, no me atrevo a sacar conclusiones, pero al final siempre quiero dar pie a la esperanza, creo que hace falta contar historias realistas, aunque a veces no es lo más amable, pero siempre ver un camino hacia que esa realidad pueda encontrar un final amoroso, esperanzador”.