París. La mayoría de la actividad sísmica detectada en Marte por la misión InSight muestra que el planeta rojo “no está tan muerto” como podría parecer, ya que tiene movimientos como la Tierra o Venus.
Las imágenes de la superficie desolada de Marte obtenidas por la sonda de esta misión de la NASA son engañosas, porque aunque “la actividad volcánica principal del planeta se remonta a hace 3 mil 500 millones de años, no está tan muerto”, comentó Clément Perrin, físico en el laboratorio de planetología y ciencias de la Tierra de la Universidad de Nantes, en Francia.
De hecho, está bastante vivo a juzgar por los temblores periódicos registrados desde febrero de 2019 por InSight. Su sismómetro, instrumento de alta precisión desarrollado por el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES), está colocado a más de mil 200 kilómetros de las fosas de Cerbero (Cerberus Fossae).
Es una de las “zonas más jóvenes en Marte, de unos 10 millones de años, con fracturas abiertas, asociadas a actividades volcánicas”, explicó Perrin, coautor del estudio realizado por Simon Stähler, de la Escuela Politécnica de Zúrich y publicado en la revista Nature.
Estas fosas, “verdaderos cañones, de varios centenares de kilómetros de largo, uno de ancho y uno de profundidad”, interesan a los investigadores por varias razones. Un estudio geológico reciente mostró, con ayuda de imágenes captadas por una sonda que orbita Marte, los restos de una actividad volcánica de hace entre 50 mil y 200 mil años. Esto es algo “bastante joven, lo que podemos tener con volcanes inactivos en Francia”, señaló Perrin.
La misión InSight aporta una mirada nueva a estos datos, además de confirmar con su estudio sísmico que el planeta está vivo, aunque no veamos ningún volcán activo.
“Antes de ir a Marte con InSight pensábamos que estaba un poco en el final de su vida, con un núcleo poco activo”, contó el físico. Los investigadores esperaban encontrar un planeta sacudido por “pequeños sismos provenientes de todos lados”, señal de que se contrae de forma lenta al enfriarse, como hacen la Luna y Mercurio.
Sin embargo, el sismómetro de InSight registró algo completamente distinto, “mayormente una fuente mostrando una actividad interna en el planeta”. La máquina detectó, en la zona de las fosas de Cerbero, sismos que los científicos atribuyen a circulaciones de magma, roca fundida, en la corteza de Marte a profundidades de 15 a 50 kilómetros.
“Aunque todavía tenemos mucho que aprender, la evidencia de posible magma en Marte es intrigante”, según Anna Mittelholz, investigadora posdoctoral en la politécnica de Lausana (Suiza), citada por la universidad.
Por su parte, Stähler se pregunta si “lo que vemos son los últimos restos de actividad de una región antiguamente volcánica o si el magma se está desplazando hacia el Este y una nueva zona de erupción”.
A fin de obtener la respuesta, hace falta un rápido sustituto para la misión InSight, cuyo sismómetro debería dejar de funcionar en los próximos meses, pues sus paneles solares, cubiertos de polvo, no producirán suficiente electricidad para ello.