A los videntes de Moody’s Analytics (perteneciente a una trasnacional disfrazada de “gurú” del mundo financiero) les urgen varias cosas: primera, cambiar de bola de cristal, que ya reporta un severísimo daño estructural; segunda, dejar de lado su mala leche y sus visiones catastrofistas (a modo, desde luego); y, tercera, abstenerse de publicar “informes” que sólo confirman su rotunda falta de ética. Eso y más, pero entre lo más reciente sobresale su “advertencia” (focos rojos encendidos) de que el peso mexicano se devaluaría, aunque, según ellos, sucedería en cualquier momento de, al menos, los tres próximos años. Como dice la canción, si no es ahora, será mañana, pasado mañana o después.
La Jornada (Clara Zepeda) lo reseñó así: “como consecuencia de la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal y del Banco de México, el peso mexicano podría depreciarse a 24 unidades por dólar entre la recta final de 2022 o a lo largo de 2023 (o, tal vez, en 2024), estimó Moody’s Analytics. El brazo de ‘análisis económico’ de la calificadora Moody’s prevé que la moneda nacional podría enfrentar una depreciación frente a la divisa estadunidense de 20 por ciento en los próximos meses. La firma sostuvo que el peso mexicano presentará una ‘corrección significativa en los próximos meses’, y podría suceder entre finales de 2022 y a lo largo de 2023, pero podría incluso retrasarse hasta 2024 dependiendo de la velocidad del ciclo de apretamiento monetario”.
Generosos, los integrantes de Moody’s conceden a las hordas especulativas, nacionales y foráneas, un enorme plazo para que, con fundamento o sin él, le peguen con todo a la divisa nacional, amén de que, sin sonrojarse, difunden ampliamente todo tipo de desgracias y cataclismos financieros de escritorio (que publican “profesionales de la comunicación”), con base en su onanismo político-“analítico”, siempre orientado a defender sus propios intereses sin importar a quién se lleve entre las patas. Desde luego, los neoliberales los toman como la “Biblia” del acontecer económico-financiero.
Eso es lo que se publicó, pero en la mañanera de ayer –capítulo ¿Quién es quién en las mentiras?– se contextualizó el panfleto publicado: “el pasado 20 de octubre, Moody’s Analytics publicó el análisis La depreciación que se viene, utilizado por varios medios de comunicación y comentaristas en redes sociales para generar una percepción de inestabilidad financiera en el país, asegurando una inminente depreciación del peso. Las notas informativas que se publicaron se limitaban a citar el primer párrafo del autor, Alfredo Coutiño, director para América Latina de la calificadora, en el que explica que en el supuesto de que se repitan las condiciones monetarias y financieras de las dos crisis globales 2009 y 2020 el peso mexicano sufriría una depreciación significativa. Sin embargo, la mayoría de las notas omitieron desarrollar las tres fases con las que transitó el peso, tanto en 2009 como en 2020 y que Coutiño plantea para que la historia se repita. El análisis de Moody’s también expone que, según su modelo, ya finalizó en marzo un periodo de retiro de liquidez y, a pesar de eso, el peso se ha mantenido relativamente estable, incluso durante el presente ciclo de alza de tasas”. Con este ejemplo, “vemos cómo se fabrica una noticia falsa”.
El presidente López Obrador abordó el tema: ¿devaluaciones?, las de Echeverría y López Portillo, más las del régimen neoliberal: 160 mil por ciento del 31 de diciembre de 1976 al 30 de noviembre de 2018. No hay que olvidar que el tipo de cambio actual, supuestamente de 20 pesos por dólar, en realidad es de 20 mil pesos por dólar (recuerden que la pareja infernal Salinas-Aspe “borró” tres ceros a la cotización)
Entonces, los “analistas” de Moody’s y sus jilgueros cómodamente “olvidan” que fueron los prianistas quienes llevaron el tipo de cambio de 12.50 a 20 mil pesos por dólar y en ese periodo no se recuerda “informe” alguno de la calificadora “advirtiendo” que ya viene el coco. Tal vez, porque el coco mismo era el gobierno y su grupo compacto, siempre notificado a tiempo por sus socios en el gabinete (como Zedillo y su efímero secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, y sólo es un ejemplo, porque todos los inquilinos de Los Pinos hicieron lo mismo) que venía el ramalazo devaluatorio para que compraran dólares antes de la devaluación.
Las rebanadas del pastel
Eso sí, según los tecnócratas de aquellos ayeres nunca hubo devaluación, sino “deslizamiento” y “flotación” del tipo de cambio de sólo 160 mil por ciento.