La figura del grabador, ilustrador y caricaturista José Guadalupe Posada (1852-1913) es un motivo inacabable de inspiración para Gonzalo Rocha (1964), monero de La Jornada. Tanto es así que concibió La vida no vale nada, exposición de gráfica (litografía y grabado en aguafuerte) basada en la obra del hidrocálido, que ahora se exhibe en la galería Labor del viento, en la capital de San Luis Potosí. La muestra inauguró el espacio independiente. Se trata de 23 obras, aunque también algunos carteles porque en 2020 una de las piezas fue seleccionada para promocionar la semana de muertos en Oaxaca.
La exhibición ha itinerado a las ciudades de Oaxaca (2020) y Mérida (2021), en el festejo de muertos. En cada sede Rocha procura integrar obra nueva. Las litografías fueron hechas en La Máquina Taller de Gráfica, en Oaxaca, mientras que los grabados en Casa Lool Laboratorio de Gráfica y Diseño, en Mérida. También ha trabajado en el taller oaxaqueño El Ojo Peludo.
La obra siempre gira en torno a la caricatura de Posada, aunque a veces “dialoga” con otros artistas, sin perder su vínculo con José Guadalupe. Por ejemplo, “hay dibujos con influencia de Francisco Toledo o Pablo Picasso, que dialogan con el fondo de calaveras de Posada. O, figuras de Posada mismo. A veces reúno varios de sus grabados y los pongo a dialogar en uno solo. Por otro lado, juego con ese otro mundo suyo que no es el político, sino de la vida cotidiana, el pleito de vecindad, ese mundo que retrató del espíritu popular”, expresa Rocha.
Para el entrevistado, Posada es un caricaturista que “a uno nunca se le acaba porque tuvo una producción enorme y cada día uno le descubre nuevas facetas. Por ejemplo, uno empieza a verlo por su caricatura política, sin embargo también tiene una veta de ilustración caricaturesca de muchos temas. Esto se debe a que trabajó con Antonio Vanegas Arroyo quien editaba de todo, recetas de cocina, cancioneras y calaveras.
“Así como Ismael Rodríguez se encontró con su Pedro Infante, Vanegas Arroyo se halló con Posada, y antes a Manuel Manilla”, asegura Rocha. Recuerda que Posada y Manilla fueron los iniciadores de la tradición de las calaveras en el periodismo.
El interés de Rocha por el grabado se centra en el experimentar con las técnicas añejas, porque aun hay mucho por descubrir. Reconoce que ahora hay otras tecnologías y se pueden hacer impresiones digitales. Sin embargo, “rabajar con las técnicas más tradicionales de fines del siglo XIX, y principios del XX, permiten algo más táctil, por el hecho de que se utilizan ácidos, o dibujas sobre la piedra misma. Para un trabajo que pretende ser más artístico, me gusta mucho más”.
El propio Posada experimentaba a fin de hacer un trabajo más veloz. “Sus primeras caricaturas de crítica política en el periódico El Jicote, en Aguascalientes, eran litografías. En la Ciudad de México al parecer funciona mejor la zincografía, o el grabado en metal, por ser un proceso más rápido. No era un periodista de diario, sin embargo, sí producía al menos unas dos o tres caricaturas a la semana, entonces tenía que sacar el trabajo rápido”.
Rocha ingresó en 2022 al Sistema Nacional de Creadores, en Narrativa Gráfica. Su proyecto consiste en realizar una novela gráfica sobre la vida de Posada.
La vida no vale nada permanecerá hasta el 10 de enero de 2023 en la galería Labor del viento, en San Luis Potosí.