Primero me disculpo por una ausencia en verdad involuntaria. Segundo, mi próxima colaboración sería después del Día de Muertos. Así es que, con su venia –espero–, me adelanto.
Una calaverita: Qué soy yo sino mi muerte, / una muerte arrepentida / de estar pareciendo vida, / con lo que ni se divierte. / Quién soy yo sino esta suerte / de espantajo que mal cuida / el sembrado en que invertida / tiene su mollera inerte. / Despierta, Ricardo. Advierte / que tu actitud es suicida. // Así se dijo y se habló / de modo que nadie oyera / el poeta que creyó / que en verdad poeta era. / Pero bueno, ya murió.
Un soneto: Me desperté sin sueño, bien despierto, / al grado que pensé que nunca muerto / estuve, lo creí, pero no es cierto. / Lo cierto es que en la vida soy experto. // Yo que tuve un hermano Luis Alberto, / el güero, que murió, debo decirlo, / porque él quiere que viva. Aquí de oírlo / acabo de su voz, tan sin sentirlo // y tan sentidamente que me ha abierto / en dos el corazón, mitad de fuego, / de agua la otra mitad, quizá de llanto. // Hermano, no es pa’ tanto, te lo ruego, / me dice desde el fondo de sus ojos, / abierta su sonrisa sin abrojos.
Una décima: Yo no soy sino la tierra / que seré cuando me vaya / ya perdida la batalla. / Ya la oscuridad se cierra / sobre mí, terca se emperra / en no dejarme pasar / más allá de este cantar / que no es cantar, es tristeza / de no alcanzar la belleza / que nunca pude alcanzar.
Otro soneto: Hay tanta muerte amando lo que vivo / que por poco me muero, por poquito. / Y por muy poquitito resucito, / dijo lo tanto muerto. Y un tiovivo // de incendiados caballos y de gallos / engallados y música de fondo / girando sobre un río hondo, hondo / y desbordado vi, y algunos rayos // precipitadamente atronadores / me sacaron del sueño que había oído, / más que mirado oído, pero visto. // Y una gota cayó, sangre de Cristo, / sobre mi corazón, campo de flores, / y adiós dije al infierno tan temido.
Y finalmente otra décima: Nada soy, nada seré. / Si algo fuera me arrepiento. / Que no les cuenten el cuento / de que algo fui. Si pasé / por esta vida no sé / ni cómo pasé por ella, / si fui boñiga o estrella / o ausencia de mí… La fe / clara tengo: no hay por qué / dejar en el mundo huella.