Guanajuato, Gto., Mujeres y hombres que en algún momento de su vida fueron acompañados por las canciones de Joan Manuel Serrat acudieron a la explanada de la Alhóndiga de Granaditas para ser parte del último concierto del cantante y poeta catalán en México.
Ante miles de seguidores que cantaron y lloraron en algunas canciones, Serrat agradeció a los mexicanos que le ayudaron “a entender, descubrir y querer esta tierra”.
El emotivo concierto de despedida de los escenarios del cantante y poeta catalán quedará en la historia de la edición 50 del Festival Internacional Cervantino (FIC). Su presentación formó parte de su gira de despedida El vicio de cantar 1965-2022, que inició en abril pasado en Nueva York, y que finalizará en diciembre en su ciudad natal, Barcelona.
“Hay un cierto murmullo que cuenta que este es un concierto de despedida. Yo, personalmente, confieso que sí, dejaré de subir a los escenarios, pero no me voy a despedir de ustedes en ningún momento, como no me voy a despedir de la vida, como no me voy a despedir del sol, como no me voy a despedir de lo que amo”, expresó Serrat al público que lo ovacionó en cada interpretación.
Viaje sonoro
El cantante pidió a sus seguidores que no pensaran en un adiós, que ese era un momento para disfrutar, y los invitó a viajar con él a través de sus canciones. El compositor de 82 años interpretó piezas como El carrusel del Furo, Señora, Para la libertad, Cantares y Penélope, la cual causó llanto de emoción entre algunas señoras.
Susana Gutiérrez, originaria de Silao, viajó con su familia para ver a su amor platónico. “Estar aquí es una experiencia única, es una emoción muy grande. No importa que el señor esté grande, su esencia es la misma, sigue siendo hermoso; me casaría con él, definitivamente”.
La mujer de 52 años no dejaba de pedir a Serrat que cantara Penélope, y cuando escuchó ese tema empezó a llorar. Al igual que Susana, miles de personas recordaron con esa canción a su gran amor.
Entre el público había diversas generaciones, desde adultos mayores hasta niños que acompañaban a sus padres.
Para este concierto, se colocó una pantalla gigante en la calle aledaña a la Alhóndiga, donde las personas también gozaron de la música de Serrat, quien desde niño cantaba por cantar, porque eso lo hacía feliz.
Serrat cerró su concierto con la canción Fiesta, que el público de la Alhóndiga y de calles vecinas cantó y ovacionó de pie.
El cantante se llevó en su corazón una noche especial en la que no sólo cantó, sino que también compartió historias de su vida, para mostrar así su amor por el público mexicano.