Washington. El ritmo lento de crecimiento econó-mico que se vive en partes de Europa amenaza con convertirse en “recesión” en todo el continente, en momentos en que la interrupción del suministro de energía y la crisis del costo de la vida avivan las tensiones sociales, alertó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Alemania e Italia entrarán en rece-sión el próximo año y serán las pri-meras economías avanzadas en tener decrecimiento tras la guerra en Ucrania, dijo el organismo, tal como lo advirtió a principios de este mes.
El FMI pronosticó que la economía alemana –la más grande de Europa–, se contraerá 0.3 por ciento en 2023, muy afectada por su dependen-cia del gas ruso, después de que Moscú cortara los suministros a Europa en presunta represalia por las sanciones occidentales por el conflicto.
Italia, cuyas industrias también dependen de las importaciones de gas, sufrirán una contracción de 0.2 por ciento en su producto interno bruto (PIB), señala el FMI en su Informe regional de perspectiva económica sobre Europa, que para el conjunto de las economías avanzadas europeas se prevé reducción en el crecimiento a 0.6 por ciento.
Mientras que para las economías emergentes de la región –excluyendo los países en conflicto y Turquía– caerá a 1.7 por ciento, pronosticó. En tanto las pérdidas en los países en conflicto serán “grandes”.
Inflación elevada y crisis energética
El nuevo informe del FMI se publica mientras los países lidian con inflación elevada y crisis energética que empeora, y ha deprimido el poder adquisitivo de los hogares y elevado los costos comerciales. El nuevo apoyo de las autoridades compensa “sólo en parte” estas tensiones, consideró el organismo financiero.
“La perspectiva europea se ha oscurecido de manera considerable, con un crecimiento que se desacelerará bruscamente y la inflación que se mantendrá elevada, por lo que en las circunstancias actuales, los bancos centrales deberían continuar elevando las tasas de interés”, dijo el FMI, y pidió “aumentos más rápidos” en las economías avanzadas.
Quienes llevan adelante las políticas deben “caminar por una línea muy fina” entre combatir la inflación y apoyar a los hogares y las empresas vulnerables durante la crisis energética”. Añadió que “un riesgo clave a corto plazo es una mayor interrupción del suministro de energía, lo que, combinado con un invierno frío, podría provocar escasez de gas, racionamiento y un sufrimiento económico más profundo”.