A escala global se estima que una de cada mil 500 personas es intersex y la Organización Internacional Intersex plantea que puede ser hasta 1.7 por ciento de la población. En el caso de México, casi 2 millones 700 mil personas declararon no ser heterosexuales, es decir, 3.2 por ciento de la población, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017.
En el Día de Internacional por la Despatologización Trans, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) resalta, en un documento elaborado con motivo de la conmemoración, que pese a los avances las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexuales aún enfrentan “obstáculos sustantivos en el ejercicio de sus derechos”. Siete de cada 10 integrantes de la diversidad sexual refieren que sus derechos se respetaban poco o nada y la mitad dejaron de frecuentar ciertos lugares a causa de la discriminación.
El Conapred indica que persisten desafíos y añade que en el acceso a la educación, empleo, salud e incluso en el mismo proceso de desarrollo de la identidad, esta población sigue encontrando “barreras motivadas por prejuicios sociales y omisiones legales”.
Asimismo, ante la prevalencia de los crímenes en contra de este sector, plantea que es necesario “tipificar, prevenir, combatir e investigar de manera adecuada los crímenes de odio hacia las personas de la diversidad sexual y de género, así como adoptar medidas contra el acoso, tanto escolar como laboral, y erradicar conductas homofóbicas, lesbofóbicas, bifóbicas, transfóbicas e interfóbicas”.
También se debe prestar especial atención a la prevención del suicidio entre niñas, niños, adolescentes y jóvenes con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género no normativas y emprender reformas para que la afiliación de cónyuges entre parejas del mismo sexo sea un derecho más accesible en los sistemas de salud.
De igual forma las actas de nacimiento que reconozcan la identidad de género de las personas deben poder obtenerse mediante un procedimiento administrativo en todo el país, y respecto a las uniones, hace falta que el acceso al matrimonio no esté condicionado a que se ostente una orientación sexual específica (la heterosexual), como aún sucede en algunas entidades federativas.
El Conapred resalta que los prejuicios contra la diversidad sexual se originan en el predominio cultural del binarismo sexual, que lleva a una valoración positiva y a una prescripción exclusiva de la heterosexualidad y de la congruencia entre el sexo que le fue asignado al nacer y su identidad de género, así como de las características corporales que algunos sectores consideran normales.
En ocasiones, eso contribuye a la violencia que pueden terminar con la vida de las personas LGBT+.