Ciudad de México. El América, rey absoluto de la fase regular, cayó rendido en el estadio Azteca a manos del Toluca, equipo que dio cátedra de cómo defender una ventaja en la semifinal de vuelta de la Liga Mx con un global de 3-2, luego del 1-1 en los 90 minutos complementarios. El partido se convirtió en el festejo futbolístico más emocionante de un torneo en el que los Diablos, que corrigieron una campaña irregular por medio del repechaje, recuperaron la fe en ganar un nuevo campeonato.
En medio de las deslumbrantes detonaciones de fuegos artificiales y bombas de humo, la afición escarlata rugió en las gradas del estadio Azteca, pese a ser minoría. Sus latidos llegaron a kilómetros de distancia, en lugares donde se gritaron los goles por televisión ante la falta de boletos en taquilla.
Con un coloso colmado hasta los techos de los palcos, una multitud americanista rindió tributo a su historia ganadora. Se desplegaron banderas, resonaron tambores y, con miles de cartulinas amarillas repartidas por el club, emergió un gigante mosaico que cubrió los asientos de manera simbólica. Aunque su ingreso no está permitido por la Liga Mx, la barra La Monumental colgó en la zona general el estandarte que lleva su nombre, desafiando a las autoridades.
En los alrededores, mientras las Águilas eran un ciclón en ataque, más de 2 mil 400 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana encabezaron el operativo con estricto orden. Fueron decomisados decenas de boletos en reventa, además de bebidas alcohólicas que se vendían de forma indebida dentro del estacionamiento. El gol de Jorge Torres Nilo en un tiro de esquina (30), golpeando con el pecho la pelota cuando ésta se escurría por el área chica, cortó de golpe la energía de los locales. De pronto todo fue silencio e incredulidad.
No es que los Diablos fueran mejores, porque incluso durante el primer tiempo se vieron arrasados, pero mostraron la contundencia que no tuvieron Brian Rodríguez, Diego Valdés y Henry Martín.
Un centro pasado a segundo poste, en medio del nerviosismo y con la complicidad de Tiago Volpi, significó el empate de Alejandro Zendejas (35), anticipándose en la marca a Torres Nilo. La aparición del mexico-americano fue con tanta vehemencia y determinación que el jugador de los escarlatas se vio obligado a salir del encuentro con atención médica tras dislocarse el hombro izquierdo, producto del choque.
En la agonía del segundo tiempo, el América siguió de pie en busca de la remontada. Lo empujaba su afición y los cánticos reproducidos por el sonido local. Desde uno de los palcos, el técnico Gerardo Martino y un grupo de seleccionados mexicanos eran testigos de la resistencia toluqueña. Por más de 80 minutos la fórmula le dio resultado al técnico Ignacio Ambriz, aunque el cierre estuvo a punto de ser su kryptonita.
Hubo un momento largo en el que los Diablos no ligaron más de tres pases seguidos. El cuadro comandado por Fernando Ortiz (quien al final se adjudicó el fracaso) ganó terreno con suma autoridad; sin embargo, no pudo corregir su falta de puntería, ni siquiera con los ingresos de Jonathan Rodríguez y Roger Martínez.
Fue entonces que el “¡Vaaaamos, vaaamos, Améeeerica!”, tan explosivo desde las horas previas, pasó a convertirse en una especie de súplica. Con ocho minutos agregados por el silbante Adonai Escobedo, Henry Martín pareció descargar el grito tan esperado con un remate de derecha. Por un instante, la explosión fue absoluta en el coloso de Santa Úrsula hasta que el VAR detectó una posición adelantada y echó para atrás el marcador.
Rendido, el equipo americanista entregó lo que pudo ser una campaña de ensueño con otro fracaso. Los Diablos, en tanto, vuelven a soñar con una nueva corona en la Liga Mx.