No es novedad –porque se trata de una tétrica historia que año tras año se repite desde el salinato–, pero sí un constante agravio a los mexicanos: un grupúsculo de “hombres de negocios” (primero ligados al poder político y poco después dueños del balón y de los políticos) acumulan fortunas de ensueño –equivalentes al ingreso anual de millones de mexicanos, algo que se replica en América Latina y el mundo en general– gracias a los bienes de la nación y al presupuesto público.
La Jornada (Dora Villanueva) lo reseña así: “los dos hombres más ricos de América Latina y el Caribe, los mexicanos Carlos Slim y Germán Larrea, concentran más riqueza que la mitad de toda la población latinoamericana”, es decir, en la región más desigual del planeta, y sus respectivas máquinas registradoras no dejan de tintinear, mientras los de por sí mínimos haberes de la mayoría caen en picada. De acuerdo con lo publicado por La Jornada, “los 97 multimillonarios de América Latina y el Caribe tienen más riqueza que 392 millones de personas –las cuales equivalen a 60 por ciento de la población de la región–, mientras un informe de Oxfam revela que sólo Slim y Larrea tienen una riqueza conjunta de 100 mil millones de dólares, por encima de los 91 mil millones de la mitad de la población latinoamericana. Al cierre de 2021, una minoría inmensamente privilegiada de 10 por ciento de la población recibió 77 por ciento de la riqueza total de los hogares, mientras que 50 por ciento más pobre apenas concentró uno por ciento de la riqueza; tres de cuatro multimillonarios ahora son más ricos que antes de la crisis. Entre 2020 y 2022 (en plena pandemia), han aparecido 27 nuevos multimillonarios en América Latina y el Caribe, cuya riqueza ha crecido, además, a razón de 5 millones de dólares por hora y 124 millones de dólares al día”.
De esa magnitud es el “éxito” del depredador modelo neoliberal impuesto en América Latina: mientras la minoría rapaz monopoliza y explota los bienes nacionales, goza del presupuesto público (en México y el resto de la región), evade al fisco y paga salarios de hambre, millones y millones de personas sobreviven en la miseria. El modelito roba a todos para concentrar el ingreso y la riqueza en un puñado de “hombres de negocios”, a quienes la clase política sirve como vil lacayo.
No son los únicos, desde luego, pero con el fin de dimensionar la magnitud del atraco hay que subrayar que del salinato a la fecha la fortuna de Carlos Slim se ha incrementado alrededor de 5 mil por ciento y la de Germán Larrea cerca de 3 mil por ciento. Sin más, y por obra y gracia del modelo neoliberal, ese impresionante volumen de riqueza pasó de la nación y de los mexicanos a los bolsillos de ese par de barones (ambos ligados a la minería, otro negocio rapaz), coimas de por medio para la clase política.
Otro caso es Ricardo Salinas Pliego, el de los abonos chiquitos y los intereses de agio, quien en 1993 asomó la cabeza para comprar el Instituto Mexicano de la Televisión (Imevisión), para lo cual recurrió a un “préstamo” de Raúl Salinas de Gortari en un chanchullo de proporciones históricas. Con la televisora en el bolsillo (mal que bien la factura la pagó el hermano incómodo), este personaje comenzó a aparecer en la lista de multimillonarios de Forbes y desde entonces su fortuna se incrementó alrededor de mil por ciento.
Y ahí están los Bailleres, Aramburuzavala, Hank, Azcárraga, Del Valle, Harp, Hernández, Garza y demás fauna que no deja de saquear al país y depauperar a los mexicanos, y mientras (aquí y en América Latina) no se corrija esta situación, nada habrá cambiado, con o sin “transformación”.
Las rebanadas del pastel
Que dice Santiago Creel que los diputados de su partido votaron “en contra de esta ley” (de Ingresos 2023) porque “endeuda y afecta el bolsillo de las familias mexicanas”. Bien: ¿corta memoria o cinismo extremo?, porque el gobierno de Vicente Fox, en el que el ahora legislador fue secretario de Gobernación, incrementó 53 por ciento la deuda pública y dilapidó los voluminosos excedentes petroleros, lo que obviamente “afectó el bolsillo de las familias mexicanas”. Si se incluye el periodo del Borolas, entonces el saldo de ese débito creció alrededor de 200 por ciento, con nulos beneficios para esas “familias mexicanas” y siempre con el aval de los “responsables” legisladores blanquiazules, sin olvidar el Fobaproa, claro está… Que sí, que no, Ricardo Salinas Pliego ya pagó: más de 2 mil 800 millones de pesos que debían sus empresas por adeudos fiscales.