Londres. La ministra británica del Interior, Suella Braverman, dimitió ayer con una crítica poco disimulada a la premier, Liz Truss, quien intenta restaurar autoridad frente a legisladores que piden abiertamente su renuncia.
La salida de Braverman, por un incumplimiento “técnico” de las normas del gobierno, es la segunda de un ministro importante en menos de una semana, ambos sustituidos por políticos que no respaldaron cuando se postuló para líder del Partido Conservador.
Grant Shapps, quien el pasado día 4 aseguró que Truss sólo tenía 10 días para salvar su permanencia en el cargo, sustituirá a Braverman, en una maniobra de la gobernante cuyo objetivo es atraer a sus críticos para sofocar una rebelión que va en aumento.
Truss lleva apenas seis semanas en el poder y ha estado batallando por su supervivencia política desde que el 23 de septiembre lanzó el “minipresupuesto”, un programa económico de grandes recortes fiscales sin financiación que hizo temblar los mercados financieros.
Horas después de que dijo a los legisladores que lamentaba los errores cometidos, pero que no iba a dimitir, se informó de la salida de su ministra del Interior.
Al confirmar su dimisión, Braverman mencionó que infrigió las normas al enviar un documento oficial desde su correo electrónico personal a un colega parlamentario, pero añadió que estaba preocupada por el gobierno y esperar que los problemas desaparezcan no era un enfoque viable.
“He cometido un error, acepto la responsabilidad y dimito”, escribió en una carta dirigida a la premier.
Los medios de comunicación sugieren que Truss y Braverman podrían haber chocado por el tema de la migración. Braverman declaró hace poco que soñaba con que los solicitantes de asilo fueran deportados a Ruanda. La ex funcionaria defendió siempre una línea dura en cuanto a las cifras de migrantes.
Truss sugirió que las restricciones a la migración podrían levantarse en algunos sectores de la economía; mientras para su nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, la flexibilización de las normas podría ser una opción.
Sesión estridente en Westminster
Este drama ocurre apenas horas después de que Truss se enfrentó a una estridente sesión de preguntas en el Parlamento, por primera vez desde que Hunt desechó la mayor parte de su plan de reducción de impuestos.
A la pregunta del líder del Partido Laborista, Keir Starmer, de por qué debería seguir en el poder, respondió: “soy luchadora, no me rindo”.
“He sido muy clara al decir que lo siento y que he cometido errores”, sostuvo Truss ante legisladores de la oposición que la abucheaban. “Estoy preparada para dar la cara y tomar las decisiones difíciles”, asentó.
La premier fue recibida en Westminster entre risas, abucheos y mofas, en especial cuando encomió al Partido Laborista a comprender la realidad económica.
Algunos legisladores de su propio partido no estaban convencidos. El conservador William Wragg dijo que presentó una moción de censura a Truss, sumándose a un puñado correligionarios que han pedido que se vaya.
Wragg aseguró que se sentía “avergonzado” de enfrentarse a los votantes tras la presentación del “minipresupuesto”.