No hay ninguna falta de respeto del diputado Sergio Barrera Sepúlveda, de MC, en una carta que envió a Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en relación con un encuentro con diputados federales que el general secretario ha pospuesto con aires nada republicanos. (Si hubiera alguna otra comunicación oficial de Barrera, que fuera “irrespetuosa”, ayer no informó sobre ello el secretario de Gobernación, fuente informativa de las extravagantes pretensiones justificatorias del delicado desdén castrense a lo civil).
Pero, aun cuando en este caso un legislador federal hubiese utilizado términos susceptibles de ser entendidos como “irrespetuosos”, ningún secretario de Estado (a fin de cuentas, forman parte del Poder Ejecutivo federal, quien nombra y remueve libremente a estos funcionarios, aunque todos los militares han terminado su sexenio) puede legítimamente argüir tales desbordamientos verbales, presuntos y opinables, para eludir lo que justamente debe ser un espacio de libre expresión (incluso con excesos, que la Constitución salvaguarda en cuanto correspondan al ejercicio de la representación pública), de confrontación de ideas y de revisiones, tan ríspidas como suele ser el debate en las cámaras, de las posturas de cualquier servidor público, militar o no.
No ha sido la posposición del encuentro con los diputados el único punto polémico. También lo es el hecho de no acudir a un recinto propio del poder convocante, el Legislativo, sino establecer que fuera en el campo del convocado, en instalaciones militares. La oposición a ese verdoso predominio político, más que inmobiliario, es la esencia de la “irrespetuosidad” del parlamentario naranja.
El episodio es agravado por las ligeras expresiones, por decir lo menos, del secretario y precandidato presidencial López Hernández, quien aventuró que la Comisión de Defensa Nacional no es el ámbito preciso para que el secretario de la Defensa Nacional realice una reunión de trabajo (¿cuál sería entonces, secretario López Hernández, la comisión adecuada, la de “Asuntos sin Importancia”?). El motivo de la tentativa de reunión de diputados con el general Sandoval es la comprometedora filtración de datos de la Sedena que hizo un colectivo de presuntos hacktivistas que han usado la etiqueta Guacamaya. Es absolutamente natural, obligado, que se convoque al titular de esa secretaría para que informe a la correspondiente comisión legislativa sobre lo sucedido.
El propio secretario López Hernández debería responder a los señalamientos, desprendibles de esas filtraciones hasta ahora no desmentidas técnicamente, de que, durante su paso por el gobierno de Tabasco, personajes del crimen organizado se encargaron de la Secretaría de Seguridad y el mando policiaco directo, con permanencia duradera.
No es un despropósito el pedir claridad en ese tema, aunque ayer el planteamiento matutino ante el Presidente de la República llevó a éste a defender a su paisano, con una fuerte referencia de los vicios que afectan al periodismo convencional, mayoritariamente entregado al golpeteo del jefe del Ejecutivo y sus políticas, pero sin entrar al persistente fondo del asunto: la entrega o no de posiciones en áreas tabasqueñas de seguridad a miembros de un expansivo cártel.
Astillas
Es muy creativo el cinismo de Alejandro Moreno, Alito. Primero descarrila la alianza denominada Va por México y ahora propone, con su vehemencia adaptable a toda circunstancia, que los damnificados de sus maniobras, PAN y lo que queda del PRD, más MC, exploren posibilidades de hacer alianza rumbo a 2024… De inmediato, la priísta histórica Beatriz Paredes levantó la mano para proponerse como candidata a la Presidencia de la República… Por lo pronto, Paredes propició la reaparición en actos públicos de Manlio Fabio Beltrones, quien tuiteó sobre el “ejercicio político democrático” que realiza el PRI… Y, mientras el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, dice que seguirá “trabajando” con gobiernos de México, ¡hasta mañana!
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