Pekín. El presidente de China, Xi Jinping, afirmó ayer que su país “se adhiere al correcto rumbo de la globalización económica y se opone al unilateralismo en todas sus formas”, y “a toda manifestación de hegemonismo y política de fuerza, a la mentalidad de guerra fría, a la intervención en los asuntos internos de los demás y a los dobles raseros”.
Al inaugurar el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), Xi proclamó que “sea cual sea el grado de desarrollo que alcance, China jamás procurará la hegemonía ni practicará el expansionismo”.
Pidió que se acelere la construcción de un ejército de categoría mundial, a la vez que promovió la lucha contra el covid-19, centrándose en la seguridad, y reiteró las prioridades políticas del país.
Se espera que Xi, de 69 años, obtenga un tercer mandato al término del congreso de una semana de duración, que comenzó ayer por la mañana, consolidando su posición como el gobernante más poderoso de China desde Mao Tse-Tung.
Alrededor de 2 mil 300 delegados del país se reunieron en el Gran Salón del Pueblo, en el lado oeste de la plaza de Tiananmen, en un contexto de fuertes medidas de seguridad y bajo un cielo azul tras varios días de niebla en la capital china.
Xi describió los cinco años transcurridos desde el último congreso del partido como “infrecuentes y anormales”, durante un discurso que duró menos de dos horas, mucho más breve que su intervención de unas tres horas en el congreso de 2017, ya que no leyó el informe de trabajo completo, algo que sí hizo hace cinco años.
“Debemos fortalecer nuestro sentido de la dificultad, estar preparados para el peligro en tiempos de paz, prepararnos para un día de lluvia y estar listos para soportar grandes pruebas de vientos y olas altas”, convocó.
Xi pidió reforzar la capacidad de mantener la seguridad nacional, garantizando el suministro de alimentos y energía, asegurando las cadenas de suministro, mejorando la capacidad de hacer frente a los desastres y protegiendo la información personal.
Los mayores aplausos llegaron cuando reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán.
“Seguiremos abogando por la perspectiva de una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y el mayor esfuerzo, pero jamás nos comprometeremos a renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas pertinentes contra la injerencia externa y un grupo ínfimo de separatistas que buscan la independencia de Taiwán”, declaró Xi al presentar su informe.
El mandatario subrayó que las acciones de Pekín jamás irán dirigidas contra la mayoría de los compatriotas taiwaneses.
En el informe de trabajo completo, Xi utilizó los términos “seguridad” o “protección” 89 veces, frente a las 55 de 2017, según un recuento de Reuters, mientras la palabra “reforma” descendió a 48 desde 68 menciones hace cinco años.
En una década en el poder, Xi ha puesto a China en una senda en la que aumentó el control estatal de la economía en nombre de la “prosperidad común”, se ha impuslado una diplomacia más asertiva, un ejército más fuerte y ha rechazado las presiones de Occidente sobre Taiwán.
En los últimos días, China ha insistido en repetidas ocasiones su compromiso con la estrategia contra el covid-19 de Xi, con lo que se desvanecieron las esperanzas de ciudadanos e inversionistas de que Pekín empiece a abandonar en breve una política que ha causado una frustración generalizada y daños económicos.
Acerca del covid se limitó a reiterar la validez de una política que ha convertido al país en un caso atípico global mientras gran parte del mundo intenta coexistir con el coronavirus, que surgió en el centro de China a finales de 2019.
“Nos hemos adherido a la supremacía del pueblo y de la vida; nos hemos adherido a la dinámica cero-covid y hemos logrado importantes resultados en la prevención y el control general de la epidemia, y en el desarrollo económico y social”, manifestó Xi.
En cuanto a la economía, reafirmó su apoyo al sector privado y a permitir que los mercados desempeñen un papel de referencia, aunque China perfeccione un “sistema económico socialista” y promueva la “prosperidad común”.
Las relaciones de China con Occidente se han deteriorado mucho, agravadas por el apoyo de Xi al presidente ruso, Vladimir Putin.
Hijo de un revolucionario del Partido Comunista, Xi ha revitalizado un partido que se había vuelto profundamente corrupto y cada vez más irrelevante, ampliando su presencia en todos los aspectos de China, con el líder oficialmente como su “núcleo”.
Xi eliminó los límites de los mandatos presidenciales en 2018, despejando el camino para romper con el precedente de las últimas décadas y gobernar durante un tercer mandato de cinco años, o más.
Bajo su liderazgo el PIB de China llegó a representar 18.5 por ciento de la economía mundial, lo que supone un aumento de 7.2 puntos porcentuales en los últimos 10 años. La segunda mayor economía del mundo se ha convertido en un importante socio comercial para más de 140 países y regiones, liderando a nivel global en volumen total de comercio de bienes, señaló la agencia oficial china Xinhua.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta, un esfuerzo de colaboración, ha sido acogida por la comunidad internacional como un bien público y una plataforma de cooperación, añadió Xinhua.
Tras afirmar plenamente los notables logros del partido, Xi también instó a todos los miembros del PCCh a no perder de vista las deficiencias, las dificultades y los problemas, como los cuellos de botella que obstaculizan el desarrollo de alta calidad y las grandes diferencias en el desarrollo y la distribución de los ingresos entre las zonas urbanas y rurales, y entre las regiones.
Asimismo, Xi pidió al PCCh, que según él siempre ha sido la “columna vertebral” de la nación, que tenga en cuenta que “la revolución interna del Partido está y estará siempre en el camino”.
Tras considerar que la corrupción ha sido un “tumor maligno lesivo a la vitalidad y combatividad del partido”, Xi llamó a ganar la dura y prolongada batalla contra ésta, y subrayó que el marxismo es la ideología rectora fundamental sobre la que se fundan y prosperan el PCCh y China.