Mientras a escala mundial la producción promedio de maíz es de 5.9 toneladas por cada hectárea cosechada, en México es de apenas 3.8 toneladas, es decir, una diferencia de casi 35 por ciento, lo que habla de que México carece de buenas prácticas para el aprovechamiento de las tierras que producen este grano básico.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícola (GCMA) indicó que de 2018 a 2021 el rendimiento promedio nacional de maíz pasó de 3.7 a 3.8 toneladas por hectárea, lo que significa un crecimiento de apenas 2.4 por ciento.
Juan Carlos Anaya, director general del organismo privado, enfatizó que incrementar el rendimiento en una tonelada por hectárea y así estar más cerca de los estándares internacionales se reflejaría en un aumento de 7 millones de toneladas en la producción nacional, lo que permitiría reducir casi 40 por ciento las importaciones de maíz.
Actualmente el valor de las importaciones de maíz de México se encuentran en niveles sin precedente, esto a consecuencia del incremento en el precio de los granos por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Datos del Banco de México indican que entre enero y agosto pasado el país importó maíz por un valor de 3 mil 764 millones de dólares un incremento de 9.4 por ciento en comparación con los 3 mil 440 de igual periodo de 2021 y de 86 por ciento respecto a los 2 mil 22 millones de dólares de mismo lapso de 2020.
Prácticamente todo el maíz que importa México es amarillo, utilizado para la industria y para la alimentación de ganado, dado que el país es autosuficiente en maíz blanco, que es el usado para consumo humano, principalmente mediante las tortillas.
Falta tecnología en el campo
Con el propósito de elevar la producción de maíz en México, el gobierno federal puso en marcha un programa de fertilizantes, el cual consiste en incrementar la producción del abono y entregar ciertas cantidades a los productores, de manera que estos puedan obtener mejores resultados en sus cosechas.
Esta medida ha ayudado a incrementar la eficiencia de los cultivos, pues el GCMA destacó que en el caso de Guerrero, donde se inició la entrega de fertilizantes gratuitos a pequeños productores, se observó que el rendimiento pasó de 2.61 a 2.81 toneladas por hectárea, lo que representa un incremento de 7.7 por ciento.
No obstante, enfatizó el organismo, este aumento no es suficiente para cubrir las necesidades del país, por lo que es urgente implementar paquetes tecnológicos que garanticen aumentar la productividad, como por ejemplo, el uso de semillas mejoradas certificadas, esquemas de financiamiento competitivo, mejor infraestructura de riego, mayor asistencia técnica, y la contratación de seguros, entre otros.