Washington. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo ayer que muchos de los desafíos que enfrenta la economía mundial se derivan de la “terrible guerra en Ucrania” y la gradual recuperación de la pandemia, si bien las autoridades de política monetaria están mejorando la coordinación para enfrentarlos.
“La inflación es elevada en muchos países. El crecimiento se está desacelerando a escala mundial. También estamos viendo oscilaciones en los flujos de capital y fuertes movimientos en los mercados financieros”, señaló Yellen, en una conferencia de prensa durante las reuniones de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington.
Yellen aseguró que la economía de Estados Unidos –la más grande a escala global– sigue siendo resistente, pero la inflación continúa demasiado alta y reducirla es la prioridad del presidente Joe Biden.
La jefa del Tesoro afirmó, además, que las autoridades de todo el mundo reunidas en Washington alcanzaron consensos sobre la necesidad de adoptar acciones decisivas para controlar la inflación, asegurar el suministro de energía y abordar otros desafíos.
Acusa a China
Por otro lado, Yellen acusó a China, el mayor acreedor de los países pobres y en desarrollo, de obstruir los esfuerzos internacionales para aliviar la presión de la deuda de esos países, especialmente los africanos.
El daño económico causado por la pandemia de covid-19 ha llevado a muchos países a tener que volver a aumentar su deuda, un problema agravado por la subida de las tasas de interés para frenar la inflación.
China tiene prestados entre 500 mil millones y un billón de dólares, concentrados en países de renta baja y media, y “no menos de 44 países tienen ahora una deuda equivalente a más de 10 por ciento de su PIB con los prestamistas chinos”, explicó un asesor de Yellen.
El informe semestral Perspectivas Económicas Regionales del FMI, publicado el viernes, advirtió que 123 millones de personas, 12 por ciento de la población del África subsahariana, se enfrentarán a una inseguridad alimentaria aguda (cuando la falta de acceso a alimentos adecuados pone en peligro inmediato la vida o los medios de subsistencia) a finales de año.
La cifra se compara con los cerca de 82 millones de personas afectadas antes de la pandemia de covid-19, pero el golpe del virus, los efectos de la guerra en Ucrania y el empeoramiento de los disturbios y la sequía en algunas partes del continente han hecho que las cifras se disparen.