Las tejedoras del amanecer, guardianas de la semilla, bordadoras del tiempo nuevo, las mujeres medicina hicieron resonar la sala Nezahualcóyotl, lugar dedicado a los cantos floridos del poeta de Texcoco, durante el noveno Festival de Poesía Las Lenguas de América Carlos Montemayor.
“Se me quiebra la voz porque resulta que cuando el dolor no solamente se cuenta, sino que también se siente y se vive, a través de la poesía se hace el ejercicio de ser puente entre la realidad de los territorios y lo que se percibe desde afuera, transforma realmente. Los poetas somos un vehículo”, dijo el pasado jueves Sarawi Andrango, de Ecuador.
Los dolores que carcomen de generación en generación y la tristeza que es como un ave, el maíz que es el corazón del mundo, los cantos de los ancestros llenos de sabiduría, cómo hacer para no desaparecer, las luchas y resistencias, también las urbes y el acto de migrar, fueron la poesía de 12 mujeres que recitaron en sus lenguas, algunas negadas por siglos y otras en los idiomas que trajeron los colonizadores, las cuatro que predominan en el continente. También palabras sanadoras y cargadas de esperanza.
La poeta zapoteca Natalia Toledo y Mikeas Sánchez, escritora y defensora del territorio zoque, se encargaron de presentar a las invitadas. Se trató del regreso presencial al recinto universitario, “su magnífica morada”, donde en lugar de sonidos sinfónicos resonó la música de las palabras, después de que el festival se canceló en 2020 debido a la pandemia.
Una fiesta de la resistencia de la América profunda celebró Sánchez, quien anticipó el sonido de las selvas, de los bosques y las montañas que se aunó el grito que exige un alto a la negación de la Abya Yala, nombre ancestral del continente. Mientras Toledo, orgullosa tehuana, afirmó que “todo lo que hermana la poesía es un nudo que muy difícilmente lo desata alguien”. Y comenzó el desfile de sonidos originarios con la lengua náhuatl en voz de Ateri Miyawatl.
Sarawi Andrango, orfebre, agricultora y escritora de la nación kichwa de Ecuador, exclamó: “¡Bajen las armas! Tus estruendosos disparos desgarran la vida; no la esperanza, no los sueños de libertad, jamás la dignidad. Nosotras somos las sobrevivientes de 534 años de represión”.
Al participar, entre lágrimas ante el micrófono de una sala silenciosa, expectante y empática, habló en voz de las mujeres, desde los cerros, desde el páramo y desde donde duermen las nubes: “No pedimos tu lástima, aprobación o migajas. Exigimos respeto”. A quienes las llaman salvajes, les dijo que si con hambre llegan a su choza, ofrendarán sus mejores granos, porque los abuelos les enseñaron a devolver odio o maldad. También participó desde la Amazonia peruana Dina Ananco en lengua wampis.
Representaron la diversidad lingüística de México la voz tutunakú de Cruz Alejandra, originaria de Puebla; Emilia Buitimea, escritora en lengua mayo; Delfina y Juana Albañez, ambas de la comunidad pai pai de Santa Catarina, en Baja California, y Nadia López, oaxaqueña y poeta ñuu savi.
José del Val, director del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad, dio la bienvenida al festival, que surgió en 2004, y dedicó unas palabras a unos de sus impulsores: “En este momento es importante recordar y reconocer la valiosa labor de un gran amigo, incansable promotor de las lenguas indígenas, el magnífico escritor Carlos Montemayor, artífice de esta fiesta de la palabra, que convertirá este recinto en la gran casa lingüística del país y del continente”.
El poeta, narrador y traductor fallecido en 2010 estuvo presente, como ya es costumbre, gracias a su retrato colocado sobre el escenario, en esta celebración de la vitalidad de la lengua, la cultura y la poesía.
Las otras lenguas que conforman el mestizaje en América, llegadas de Europa y que integran parte de la identidad, asistieron con la brasileña Regina Crespo con versos en portugués, la canadiense Diane Régimbald, quien recitó en francés y acudió acompañada por Silvia Pratt para realizar la traducción al español; el inglés con la estadunidense Robin Myers, y culminaron casi tres horas de festival con la mexicana Elisa Díaz en español.
“Se llevan este corazón, que es la poesía y el poder femenino”, despidió Mikeas Sánchez.