Mientras para los neoliberales los libros son un producto, “para nosotros son un artículo del bien nacional, parte de la gloria de la nación, del país y de la humanidad; no son productos”, sostuvo ayer el director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II.
Informó que en los tres años y medio del actual sexenio el gobierno mexicano, por conducto de esa casa editorial, ha regalado 6 millones de libros, lo mismo a clubes y salas de lectura que a comunidades de todo el país.
El también escritor, promotor cultural y activista participó al lado de la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller en la conferencia El placer de leer, efectuada en la Feria Internacional del Libro (FIL) del Zócalo.
En un entretenido diálogo, provisto de varios momentos de humor, ambos personajes buscaron demostrar a la concurrencia las virtudes y ventajas de la lectura, si bien la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador se valió para tal fin de una estrategia poco ortodoxa y divertida de sicología inversa que consistió en un antidiscurso mediante el que a toda costa buscó convencer de por qué no había que leer.
Adujo que hacerlo provoca desde problemas de salud, tanto en la vista, las vértebras y el aumento de peso, hasta en términos monetarios, porque cuestan y es un dinero que se puede utilizar, ironizó, para comprar comida chatarra o pagar el plan del teléfono celular para seguir en las redes sociales.
“No lean, recuerden que hace mal a la salud; los libros son para el bóiler. ¡Qué vamos a hacer con estas personas pensantes que han decidido que la lectura puede llevarlos por lugares más libres!”, dijo con sorna Gutiérrez Müller al ver que su discurso disuasivo de más de media hora había sido en vano.
Ya en plan serio, el escritor y la historiadora coincidieron en que “leer refresca, retira telarañas, revela pensamientos, permite ver el mundo de manera más enriquecida, mejora la vida, acerca a realidades ajenas; es un ejercicio democrático, además de generar sabiduría y pensamiento crítico”.
De acuerdo con Gutiérrez Müller –quien al final de la sesión firmó ejemplares de su libro Dos revolucionarios a la sombra de Madero (Ariel)–, escribir libros cuesta trabajo, pero cuesta más leerlos, por lo que consideró que quien compra uno es porque lo va a leer y no lo va a dejar arrumbado, pues sólo así se puede cumplir el compromiso entre autor y lector.
Tras señalar que los números de esta edición de la FIL marcan que hasta el momento se rebasa la cifra de ventas de 2019, Taibo II recordó que en un debate público con un ministro de Hacienda de pasados gobiernos trató de hacerle ver que el intento gubernamental de gravar los libros era criminal, a lo que el funcionario respondió que se trataba de productos que concurren en el mercado, como los zapatos.
“Entonces, le pregunté: ‘Perdóneme, señor ministro, ¿qué zapatos ha leído últimamente? ¿Ha leído unas botas cubanas o unos tenis?’ Se levantó y se fue, no aguantó nada”, refirió.