¿Ir al trabajo o visitar la 22 Feria Internacional del Libro (FIL) del Zócalo? Es posible hacer ambas cosas, especialmente cuando adquirir un libro ayuda en las labores cotidianas. Así demostraron Alberto Hernández y David Luna, que trabajan en la zona, y a temprana hora se retiraban con varios libros. “Vine por la biografía Hidalgo: La vida del héroe, de Luis Castillo Ledón, una coedición del Fondo de Cultura Económica y la Cámara de Diputados”, dice con entusiasmo Hernández.
Además, lo consiguió gratis, porque en el módulo 108 del Consejo Editorial de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, regalan libros de su fondo, la mayoría coediciones, informa Alfonso, expositor. La tarde del lunes se presentó una de ellas, El lawfare: Golpes de Estado en nombre de la ley, de Arantxa Tirado.
Los varios accesos a la feria tardaron un poco en abrir totalmente al público que desde temprana hora ya estaba listo para curiosear. Uno de los primeros en llegar fue Sergio, vecino del Centro Histórico, que traía a sus dos mascotas, Suki y Lesi, de raza pastor belga malinois, cuya particularidad es ladrar para decir: “gracias”.
Tal vez uno de los únicos personajes de tener un estante (26) dedicado a su producción editorial es el curador, poeta, escritor y fotógrafo Juan Rafael Rivera Coronel. Talamontes Editores ofrece sus poemarios La plaga, África jamboree y Las cuatro esquinas del fuego, el libro de fotografía Rituales atmósferas y el de cuentos Neuróticos y otras tripas. El expositor Julián Martínez explica que normalmente venden las ediciones en línea; sin embargo, por ser su primera vez en la FIL del Zócalo, tienen descuentos hasta de 50 por ciento.
Junto está El Canto de la Alondra (27), editorial de los poetas Francisco Fierro y Marcela Romn, que debutó en 2020 con un libro de Susana Mendoza. Como estaban en plena pandemia, empezaron a organizar encuentros virtuales de poetas con el nombre Palabra de Colibrí, acompañados por sus respectivas memorias. El tercero, Encuentro de Poesía, Minificción y Cuento Brece Roberto López Moreno, ya fue presencial. Fierro dice que la editorial está abierta a poetas y narradores en ciernes.
Ofrecer libros de la editorial Jatziri permitió a Roberto Guzmán, módulo 119, exhibir también una amplia variedad de rompecabezas. “Sirven mucho a los niños”, asegura, también a los adultos, para mantenerse sanos de mente. En fin, armar rompecabezas permite otro tipo de lectura.
Es la segunda vez en la feria para Candelas y Punto Libros, que se especializa en cómic, novela gráfica y álbum ilustrado. A la vista están ediciones muy bien impresas, de pasta dura, como La bruma, de Elisa Galvar; Un camino de leyenda, de Álex Herrerías; Los fantasmas de mi ciudad, de Augusto Mara, o ¡Madres: Diccionario visual de la picardía mexicana!, de Uriel Pérez; todos los autores son ilustradores. La directora de la editorial es la narradora gráfica Idalia Candelas, autora de A solas.
Así transcurren las mañanas de la FIL del Zócalo.