En México, tres de cada 10 adultos carecen de acceso a productos financieros como el ahorro para el retiro, créditos y seguros. A esta situación se enfrentan trabajadores que laboran por cuenta propia, con ingresos variables y quienes cobran su sueldo en efectivo.

Ana Laura Martínez, investigadora asociada externa del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), subrayó que el nivel de escolaridad es la variable que explica en mayor medida el bajo uso de estos instrumentos. Cuanta más educación se tiene, mayor es el número de productos financieros que se utiliza, acotó.

En entrevista señaló que el diseño de los productos financieros en el país favorece a los mexicanos que pertenecen al sector formal de la economía y cuentan con ingresos fijos.

Señaló la importancia de la variabilidad del ingreso, porque si éste es poco predecible, se dificulta el acceso de esos instrumentos a quienes trabajan por cuenta propia, que incluso pueden tener mayores percepciones que el promedio.

Tal es el caso de un trabajador de plataforma digital o un mesero, explicó, ya que su sueldo mensual puede ser suficiente, pero sin certeza de cuánto va a ganar el siguiente mes.

De acuerdo con un análisis del CEEY, el uso de productos financieros en México ha permanecido estancado, mientras en otros países con menor nivel de desarrollo ha venido aumentando en los años recientes.

Anotó que con base en datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera del Instituto Nacional de Estadística y Geografía y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el uso de productos financieros es atípicamente bajo: en 2021 había 26.9 millones de adultos que no contaban con ninguno de ellos, esto es, 32 por ciento de la población. Del total, 63 por ciento son mujeres, 34 por ciento tenían entre 18 y 29 años y 65 por ciento ganaba menos de 5 mil pesos al mes, detalló.

“En nuestro país, la participación desigual en el mercado laboral –que afecta a individuos provenientes de los hogares más pobres, mujeres y jóvenes–, así como las marcadas diferencias en el uso de productos financieros, ocasionan un círculo vicioso que impide la movilidad social”, añadió en su reporte.

La investigadora del CEEY comentó que ante situaciones de crisis como la pandemia de covid-19 o las tasas altas de inflación recientes, que afectan el poder adquisitivo de las familias, algunos productos financieros les permiten solventar gastos, cuyo uso debe tomarse de manera responsable y evitar niveles de sobrendeudamiento.