Ciudad de México. Colombia y Chile “van por buen camino” con las propuestas de reforma fiscal que sus gobiernos han presentado, dado que los shocks acumulados a nivel mundial no permiten pensar en primero crecer para luego reducir las desigualdades, explicó Ilan Goldfajn, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El funcionario consideró que en América Latina se necesitan más ingresos para proveer de servicios a la población y para ello lo primero es tapar los huecos que se tienen en los impuestos a corporativos, garantizar que las transnacionales cumplan con un eventual impuesto mínimo global y elevar la recaudación por ingresos en una región donde la informalidad y sistemas fiscales regresivos hace que ésta sea muy baja.
En una mesa que compartió con José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda de Colombia; Claudia Sanhueza, subsecretaria de Hacienda de Chile; Joseph Stiglitz, copresidente de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT) y Gabriela Bucher, directora Ejecutiva de Oxfam Internacional; Goldfajn celebró que en América Latina se lleven cabo reformas fiscales para revertir sistemas regresivos, pero, acotó, estas deben ser “social y políticamente sostenibles”.
Durante la mesa de discusión, que se llevó a cabo en el marco de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, Ocampo y Sanhueza abundaron sobre las reformas que los gobiernos de los que son parte, provenientes de movimientos que se asumen de izquierda, están promoviendo. El componente eje de ambas iniciativas para modificar el sistema fiscal son los impuestos a la riqueza.
Stiglitz —quien recibió el premio Nobel de Economía en 2001— también consideró que Colombia y Chile van en el sentido correcto, dado que por décadas el sector público, no sólo en países emergentes, se ha mantenido en inanición por la falta de ingresos. En general, “las estructuras (fiscales) que tenemos no son progresivas e incluso en algunos países son regresivas”.
La falta de un sistema fiscal que redistribuya causa resentimiento entre la población y socava las democracias, detalló el integrante de la ICRICT. En la actualidad con la crisis que se viene de varios frentes es necesario que se haga algo, que el FMI y el Banco Mundial salgan de “las viejas recetas” y se promuevan un sistema de contribuciones que empiece por garantizar que las firmas transnacionales no evadan sus obligaciones, reiteró.