En ciudades como Reynosa y Tijuana, organizaciones y albergues que atienden a migrantes reportan saturación en sus espacios, lo que ha obligado a muchos de éstos a dormir en las calles.
Médicos Sin Fronteras advirtió que en Reynosa, Tamaulipas, hay por lo menos mil 500 migrantes en la calle viviendo en condiciones precarias por el clima y la falta de acceso al agua y otros servicios. Mientras en Tijuana, Baja California, el albergue Juventud 2000 recibe actualmente al doble de personas de las que puede atender, a pesar de lo cual más de un centenar pernoctan en la vía pública.
Dicha situación los pone en mayor riesgo de contraer enfermedades respiratorias y gastrointestinales ante los limitados servicios de salud y las bajas temperaturas, alertó Luis Valenzuela, del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana Torreón.
En Reynosa, la mayoría de los migrantes son de Haití, aunque también hay centroamericanos y mexicanos desplazados por la violencia en estados como Chiapas, Zacatecas y Guerrero, agregó Médicos Sin Fronteras.
“En agosto ya había personas en calle, pero en este mes hay un incremento… Ahorita es la parte más crítica que hemos visto y al parecer sigue aumentando”, dijo al respecto Anayeli Flores, oficial de Asuntos Humanitarios de la citada organización en Reynosa. Explicó que la situación se ha agravado por la política estadunidense a través del Título 42, que permite la expulsión de personas al lado mexicano por temas de salud pública.
En esta zona fronteriza, subrayó Flores, “el clima es extremo, cuando es temporada de frío la temperatura llega a bajar a cinco o tres grados, y cuando hace bastante calor rebasa 40”, lo que puede provocar enfermedades por infecciones respiratorias, en la piel y problemas gástricos. Tampoco cuentan con “agua potable, apoyo en alimentación ni baños, luz eléctrica ni servicios de salud, en una de las zonas más peligrosas de la ciudad”, aseveró Médicos Sin Fronteras.
En cuanto a la inseguridad en la zona, expuso: “hemos visto situaciones de violencia que han alcanzado a menores y embarazadas, lo que nos alerta”, entre ellos, “violencia sexual, robo, extorsiones y fraude”.
Por separado, José María García Lara, del Albergue Juventud 2000 de Tijuana, sostuvo que la mayoría de los migrantes que han llegado en las últimas semanas, al grado de saturar el espacio, son de Michoacán y Guerrero desplazados por hechos de violencia en sus comunidades. Afirmó que el resto de los albergues a cargo de organizaciones sociales están en situación similar.
Lamentó que el único albergue coordinado por las autoridades opera a una sexta parte de su capacidad, “poniendo como pretexto que no cuentan con recursos económicos y no tienen personal”. Diseñado para recibir a 3 mil personas, sólo reciben 500 en promedio.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Migración informó de la detención de 37 extranjeros en Tlaxcala, entre ellos cinco menores, que no pudieron acreditar su estancia regular en el país. En un comunicado, detalló que “rescató” a los migrantes –originarios de Nicaragua, El Salvador, República Dominicana y Honduras– frente a un hotel ubicado sobre la carretera Apizaco-Tlaxcala, en el municipio de Apetatitlán.