Moscú. El gobierno de Ucrania, como cada vez que Crimea es noticia por un revés militar ruso que puede deberse a un accidente o a un acto de sabotaje, no confirmó ni desmintió estar detrás de la explosión que ayer dañó de manera significativa el puente de 19 kilómetros de largo que une por carretera y ferrocarril, Rusia con la península anexada hace ocho años y que, en tiempos de guerra, se volvió infraestructura clave para la logística de sus tropas en el sur de Jersón.
A primera hora de ayer comenzaron a llegar noticias de un fuerte incendio en el emblemático Puente de Crimea, que el presidente Vladimir Putin inauguró el 15 de mayo de 2018 al volante de un camión de carga Kamaz y tocando el claxon a modo de saludo a los asistentes a la ceremonia de apertura de lo que los medios de comunicación rusos llamaron la “obra del siglo”.
La primera versión de un vagón cisterna que se incendió, proporcionada por Oleg Kriuchkov, asesor del gobernador de Crimea, Serguei Aksionov, duró poco ante la magnitud de las espesas columnas de humo que pudieron observarse en los videos y fotografías difundidos por testigos en sus redes sociales.
El comité antiterrorista de Rusia amplió la información al precisar que, en realidad, explotó un camión de carga, presumiblemente por una bomba, a la altura de un tren que, en un nivel paralelo más elevado, transportaba combustibles hacia la península, lo cual ocasionó el desprendimiento de decenas de metros de uno de los dos sentidos de la carretera, que cayeron al mar, y produjo una reacción en cadena de estallidos en siete vagones cisterna, que quedaron envueltos en llamas, dañando los rieles en un kilómetro y medio.
El Comité de Instrucción de Rusia (CIR), por su parte, dio a conocer que murieron tres personas, el conductor del camión y una pareja que iba en un coche a cercana distancia. Hasta el momento se han rescatado del mar los cuerpos de una mujer y un hombre, quienes aún no eran identificados.
El propietario del camión que explotó, según el CIR, es Samir Yusubov, cuya vivienda en la región de Kasnodar, sur de Rusia, ya se sometió a un cateo y está siendo interrogado. Yusubov alcanzó a subir a su cuenta en una red social que nada sabía de ningunos explosivos y que este sábado estaba manejando el camión un tío que se lo pidió prestado para llevar una carga a Crimea.
El presidente Vladimir Putin ordenó crear una comisión gubernamental para esclarecer las causas de lo ocurrido y tomar medidas para superar sus consecuencias, informó su vocero Dimitri Peskov, al tiempo que la televisión pública y los medios impresos al servicio del Kremlin –de acuerdo con lo que parece ser la línea recibida– intentaron transmitir un mensaje de tranquilidad en el sentido de que el puente sufrió daños, pero no está destruido.
El gobernador Aksionov –que había dicho que no sabría decir cuándo podría volver a estar operativo el puente– para calmar a los miles de turistas rusos que querían regresar prometió que desde este sábado mismo comenzaría a funcionar un servicio de transbordadores por el estrecho de Kerch.
Para sorpresa de todos, apenas sofocado el incendio y retirado el ferrocarril dañado, Rusia anunció que se había restablecido el tráfico, tanto de vehículos como de trenes. Explicó que 10 coches, tras pasar una revisión de seguridad exhaustiva, cruzan el puente por los carriles de la carretera no afectados y hasta que no lleguen no pueden salir los siguientes. Por ahora, está prohibido que pasen camiones. Los trenes de pasajeros pueden utilizar una vía en un sentido.
Accidente o acto de sabotaje es un duro golpe para el presidente Putin, quien hizo de este puente todo un símbolo de lo que él denomina “unión eterna que sella el regreso de Crimea a su patria” , pero no se precipita a “dar a Ucrania la respuesta contundente” que le exigen sus seguidores más exaltados.
Aunque el gobierno de Volo-dymir Zelensky no asume la autoría del acto de sabotaje, Vladimir Konstantinov, presidente del Parlamento de Crimea, no duda en atribuir la responsabilidad a “esos vándalos ucranios” y el presidente del comité de asuntos internacionales de la Duma, el diputado Leonid Slutsky, declaró que “inevitablemente debemos dar a Ucrania una respuesta demoledora”. El jefe del canal RT en ruso, Anton Krasovsky, propone que hay que bombardear “Kiev, Leópolis, Odesa, Járkov, Zhitomir. ¡Basta ya!”; otros asiduos de los programas que justifican la invasión de Ucrania en la televisión pública, como Olga Skabeyeva, dice: “Lo veo y no lo creo. Tenemos que hacer algo, ¿verdad?”.
Desde Kiev, el asesor de Zelensky, Mikhaylo Podolyak celebró en Twitter: “Crimea, el puente, el comienzo. Todo lo ilegal debe ser destruido; todo lo robado, devuelto a Ucrania; todo lo ocupado por Rusia, expulsado”. Después, dio a entender que la explosión se debió a la lucha por el poder entre distintos clanes del entorno presidencial ruso, al preguntar “¿Acaso no es obvio de dónde vino el camión? De Rusia y ahí hay que buscar a sus autores”.
Entretanto, las tropas rusas que participan en la “operación militar especial” tienen, desde ayer, un nuevo comandante en jefe, el general de ejército Serguei Surovikin, quien tras su experiencia al frente del contingente en Siria, desde 2017 encabezaba las fuerzas aéreas y espaciales. Es la primera vez que el nombramiento se hace oficial, los dos antecesores que tuvo en el cargo, Aleksandr Dvornikov y Guennadi Zhitko, se conocieron por filtraciones a la prensa.