Oslo. Con una elección fuertemente simbólica por ser “estandartes de los derechos humanos, la democracia y la coexistencia pacífica” en sus países, el Premio Nobel de la Paz 2022 fue otorgado al encarcelado activista bielorruso Ales Bialiatski, la ONG rusa Memorial y el Centro por las Libertades Civiles de Ucrania.
Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Noruego del Nobel, elogió en conferencia de prensa desde Oslo a todos los ganadores por la importancia del “derecho a criticar el poder y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos” y sus esfuerzos para documentar “crímenes de guerra, abusos contra ciudadanos y el abuso de poder.
“Mediante sus constantes esfuerzos a favor de los valores humanos, el antimilitarismo y los principios del derecho, los galardonados de este año han revitalizado y honrado la visión de paz y fraternidad entre naciones de Alfred Nobel, una visión muy necesaria en el mundo actual”, argumentó.
Al responder a la prensa acerca de si la designación de los galardones de este año eran un mensaje para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien este viernes cumplió 70 años, aseguró: “Siempre damos el premio por algo y a algo, mas no contra alguien”.
Destacó que “esta distinción no se enfoca en el presidente Putin, ni por su cumpleaños ni en ningún otro sentido, excepto porque su gobierno, como el de Bielorrusia, representa una administración autoritaria que reprime a los defensores por los derechos humanos”.
La jefa del Centro por las Libertades Civiles, Oleksandra Matviichukm, afirmó que “es necesario crear un tribunal internacional y llevar ante la justicia a Putin” para “darle a los centenares de miles de víctimas de crímenes de guerra una oportunidad de que se haga justicia”.
La líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, declaró a la agencia Ap que el premio aumentará la atención sobre los presos políticos en su país y se mostró “honrada y encantada” porque Bialiatski estuviese entre los galardonados, refiriéndose a él como un “famoso defensor de los derechos humanos en Bielorrusia y en el mundo”.
“En los años recientes, las decisiones del premio están tan politizadas que Alfred Nobel se está revolcando en su tumba”, tuiteó, en cambio, Anatoli Glaz, vocero de la cancillería bielorrusa.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comentó que “los Nobel de la Paz de este año nos recuerdan que, incluso en los días oscuros de la guerra, frente a la intimidación y la opresión, el deseo humano de derechos y dignidad no puede extinguirse”, al subrayar que “destaca el poder de la sociedad civil para hacer avanzar la paz”.
La entrega del galardón “destaca el poder de la sociedad civil para hacer avanzar la paz”, indicó el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, mientras la presidenta de la Comisión Europea (UE), Ursula von der Leyen, señaló que con esta entrega se muestra “el verdadero poder de la sociedad civil en la lucha por la democracia”.
A las felicitaciones se sumaron la OTAN, Francia, Noruega y organizaciones sociales.
Los laureados recibirán en diciembre en Oslo un reconocimiento que lleva aparejado también la entrega de 10 millones de coronas suecas (892 mil dólares). Para la edición de este año, se recibieron 342 candidaturas, de las cuales 251 correspondieron a personas y 92 a organizaciones. El año pasado fueron galardonados los periodistas independientes Maria Ressa, de Filipinas, y el ruso Dimitri Muratov.